Mehdi Nafti, más cuestionado que nunca

Tras perder contra el Andorra, se encuentra en el disparadero de las críticas aunque el mensaje sea el de insistir en el trabajo

El técnico, ante el Tenerife, penúltimo triunfo del Levante

El técnico, ante el Tenerife, penúltimo triunfo del Levante / JM López

Rafa Esteve

Rafa Esteve

El Levante, después de caer contra el Andorra, se encuentra en medio de un terremoto donde reina la intranquilidad, la incertidumbre y, sobre todo, el temor de que el objetivo del ascenso no se logre al finalizar la temporada. Tener las posiciones que te permiten subir a la élite de manera directa a una larga distancia, estar en territorio desconocido en la clasificación y que la puesta en escena sea imprecisa hace que el foco esté depositado en Mehdi Nafti, quien tras la derrota por 3-1 en el Principado, mostrando una imagen paupérrima en la segunda parte, se encuentra más cuestionado que nunca desde que asumió el timón de un Levante con la obligación de ascender a Primera División.

El primer equipo lleva tres encuentros sin conocer la victoria y las alarmas empiezan a encenderse en el Ciutat de València. El partido ante el Cartagena se catalogó como un accidente, pero los dos siguientes compromisos, concluidos con un empate y una derrota, provocaron un nerviosismo que se traduce en dudas. Incógnita de si la confección de la plantilla ha sido la acertada, de si tener solo diez unidades de 24 posibles es un bagaje que permite seguir soñando con ascender a Primera y, por encima de todos los interrogantes, de si Nafti es el adecuado para el reto ante la pobre imagen que ha mostrado el equipo con el valor más elevado de la categoría de plata. Un técnico que, después del partido ante el Andorra, se rompió emocionalmente junto a sus padres, que acudieron desde Francia para ver el encuentro, consciente de la difícil tesitura en la que está el equipo levantinista.

De momento, todo lo que gira alrededor de las profundidades del Levante huye de las excusas. El mensaje es evidente y claro: trabajar, trabajar y no dejar de trabajar aunque los resultados no estén acompañando. Asumiendo los errores, pero creyendo en el proceso. Sin embargo, la paciencia se empieza a agotar, y el choque ante el Racing será trascendental para el devenir del club.