Preocupación por la primera crisis

El Consejo de Administración llevó a cabo su primera reunión del curso con síntomas de inquietud ante el dubitativo arranque de curso del conjunto granota

Quico Catalán, en los aledaños del Ciutat de València.

Quico Catalán, en los aledaños del Ciutat de València. / JM LOPEZ

Rafa Esteve

Rafa Esteve

El Consejo de Administración del Levante se concentró en la tarde de hoy martes para tratar y analizar la situación de la primera plantilla en el Ciutat de València. Pese a que la cita estuvo programada desde hace más de quince días, y correspondió con la primera de la temporada, la derrota en Andorra, añadida a la crisis en la que se encuentra el equipo, fue el punto que ocupó buena parte de la reunión, ya que los diez puntos de 24 posibles, la duodécima posición, las ocho unidades de diferencia con el liderato (seis con la segunda plaza) y las dudas que traslada la plantilla granota sobre el terreno de juego fueron motivos de debate y argumentación.

Sin embargo, la posición del entrenador, Mehdi Nafti, no fue un tema de discusión en términos de despido, aunque se palpó una preocupación evidente por el estado deportivo del Levante en su aventura en Segunda División. Pese a ello, las líneas están marcadas: si el combinado levantinista gana al Racing de Santander, no reinará la tranquilidad ni el técnico recuperará la credibilidad con la que fue alabado su fichaje, sino que supondrá un bálsamo y un alivio. La clave de vencer el domingo, más allá del consuelo, se halla en que tiene que servir para cambiar el chip de cara al futuro más inmediato del Levante, ya que jugará entre semana ante el Mirandés en Anduva y contra el Leganés en el feudo de Orriols. Dos encuentros, frente a adversarios, a priori, asequibles, para alzar el vuelo y volver a entrar en el clima de los que sueñan con ascender a Primera. Todo lo que no sea dar continuidad a unos hipotéticos tres puntos contra el Racing de Santander será volver a la intranquilidad que se vive a día de hoy en el Ciutat de València.

De hecho, en caso de empate o derrota este domingo, la sensación interna es que se deberán tomar medidas con la única finalidad de darle la vuelta a la comprometida situación, aunque confían en que el Levante no solo reaccione, sino que también gane en confianza, autoestima y funcione según el potencial que presume tener su plantilla. De momento, el devenir del club pasa por el encuentro ante el Racing, que ya se trata de la primera final de una temporada llamada a ser histórica y que, hasta la fecha, está abriendo más interrogantes que certezas. No en vano, una victoria solo tendrá un carácter lenitivo. Darle continuidad será determinante para que vuelva a gobernar la ilusión y, sobre todo, la esperanza de ascender a la élite del fútbol español un año más tarde.