Reflexión, autocrítica y mirada al frente

La caída en Huesca fue alarmante. El equipo pagó su falta de gol con una inoperancia atrás inédita. El vestuario, tras aprender la lección, quiere recuperar credibilidad y resarcirse contra el Albacete

Los jugadores del Levante durante el duelo ante el Huesca

Los jugadores del Levante durante el duelo ante el Huesca / EFE

Rafa Esteve

Rafa Esteve

El punto y final a la racha de imbatibilidad del Levante aterrizó en el ecosistema granota a través de una derrota de las que duelen. De las que quedan marcadas a lo largo de una temporada. El Alcoraz fue el escenario en el que el cuadro de Javi Calleja cortó su racha de 20 partidos sin perder, aunque lo peor, fueron las conclusiones de un partido que marcará el devenir de la plantilla. Un equipo que es consciente de todo el potencial que atesora y que rema al unísono para conseguir el ascenso a la élite del fútbol español, pero que ante el Huesca mostró una de sus peores versiones del curso. Casi a la altura de las actuaciones con Mehdi Nafti en el banquillo y que provocaron el cese del técnico nacido en Toulouse. Sin embargo, el revés oscense ni desconcentra ni desvirtúa la mentalidad de un conjunto que asume el golpe con todas sus consecuencias y que es consciente de lo que falló contra los del Cuco Ziganda. No obstante, la Segunda División no entiende de lamentaciones ni de pérdidas de tiempo, y el Levante, con Javi Calleja a la cabeza, ya mira de frente al Albacete, próximo rival, para no solo quitarse la espina, sino también para que nadie dude de su firme candidatura para ascender a Primera.  

Pese a ello, la derrota contra el Huesca, después de casi cinco meses invicto, destapó carencias para corregir de cara al futuro. El equipo produce, genera, intimida, lleva la manija de los partidos y provoca situaciones de peligro con bastante frecuencia, pero es incapaz de materializar sus múltiples embestidas. La actuación bajo los palos de Andrés Fernández tuvo bastante que ver, ya que el meta murciano se marchó de la cita con siete intervenciones en su casillero, pero la sensación es que faltan referencias en la punta de lanza. Bouldini, máximo goleador de la plantilla con siete dianas, marca, a pesar de la pobre cantidad en comparación con otros arietes de la categoría de plata, diferencias en comparación con el resto de sus compañeros de posición, ya que ni Wesley ni Roberto Soldado se han estrenado en Segunda. Solo Cantero, quien puede jugar como referencia acompañado de otro delantero, sigue la estela del atacante marroquí, aunque solo ha perforado redes rivales en tres ocasiones.

Si el Levante falló en sus acciones ofensivas, en defensa realizó una actuación más que insuficiente. Incomparable a la fiabilidad mostrada durante los últimos meses, donde el candado impuesto desde la retaguardia hasta la portería se convirtió en una notable fuente de puntuación. Cuatro disparos del Huesca entre palos se convirtieron en tres goles en contra. Dos de ellos a balón parada. Además, con síntomas de debilidad e incluso de desconcentración, tal y como se pudo percibir en la diana de Pulido. Todo, en medio de una plaga de lesiones que está castigando a la plantilla levantinista, que no puede contar con la friolera de siete jugadores. Muchos de ellos, trascendentales dentro de la pizarra de Javi Calleja.

A pesar de las frías conclusiones extraídas después de caer contra el Huesca, la derrota sirvió como toque de atención para un Levante que, tras ver cómo el resto de sus adversarios no levantan el pie del acelerador, no quiere que su candidatura para subir a Primera División se desinfle. Es más, ya tiene focalizados todos sus esfuerzos en el encuentro contra el Albacete. Partido ante un aspirante a ascender a la élite y que servirá para enderezar el intratable estado de forma granota o para despertar incógnitas sobre la plantilla de Javi Calleja.