La guinda del 37 está en el Ciutat de València

La Copa de la República de 1937 ha sido la máxima protagonista en una semana para el recuerdo, donde el levantinismo, a pesar de que siempre tuvo en el corazón ese trofeo, pudo presumir de su conquista con todas las de la ley.

La celebración de la oficialidad ha servido para evadir la tensión que se respira en el Ciutat de València por ascender a Primera División. El Zaragoza dará inicio a nueve finales por ascender después de escapar del bache contra el Racing, en la que fue una victoria donde, pese a que no destacó por su brillantez, la moral del equipo subió como la espuma de cara al tramo más decisivo de la temporada. Donde los objetivos, independientemente de su calibre y magnitud, adquieren una importancia mayúscula. 

Impulsados por la confianza recuperada en El Sardinero, los pupilos de Javi Calleja serán testigos de una celebración en la que quieren ser protagonistas. No es para menos, ya que, después de 86 años sin un reconocimiento por el que se ha peleado en el último cuarto de siglo sin descanso, la fiesta debe de ser por todo lo alto. La Copa de la España Libre será protagonista en un escenario de Orriols que se vestirá de gala para recibirla.

Motivos, de hecho, le sobran. Luis Rubiales, aunque sea en diferido y con más de ocho décadas de tardanza, entregará, en calidad de presidente de la RFEF, el trofeo al primer capitán que esté sobre el terreno de juego, para dar inicio a un encuentro que, más allá de su vital importancia, se debe convertir en una fiesta. El club hará lo posible para que así sea, pero los jugadores saltarán al verde con la responsabilidad y, sobre todo, la ilusión de ponerle la guinda a un partido que marcará la senda del ascenso.

Luciendo una flamante equipación blanquiazul en homenaje de los héroes del 37, el Levante, sin poder contar con los lesionados Mustafi, Pablo Martínez, Roger Brugué y Postigo, pero con Vezo como uno más tras recortar plazos, buscará tres puntos que le catapulten al ascenso directo. Será, pese a que sea de forma provisional, el toque de atención que mande al resto de oponentes, para dar a entender que el Levante va en serio a por el ascenso. Ante un Zaragoza que lleva una victoria en los últimos cinco partidos, y que contará con Zapater y Bebé, aunque este último desde el banquillo, el equipo de Javi Calleja busca su particular acelerón hacia su objetivo en la fiesta de la Copa de la República de 1937.