El esprint de Calleja

Al entrenador, en medio de su peor momento en Orriols, le quedan siete partidos en los que dar un paso al frente. No obstante, en Vitoria y en Vila-real reaccionó pese a los críticos contextos

El técnico mira al Mirandés con la intención de resarcirse y de recuperar buenas sensaciones.

El técnico mira al Mirandés con la intención de resarcirse y de recuperar buenas sensaciones. / JM López

Rafa Esteve

Rafa Esteve

El ascenso directo sigue siendo, a pesar de que lleve una victoria en los últimos seis encuentros, una posibilidad real para el Levante. La primera posición se mantiene a cuatro puntos, con la espina y la sensación de que se escaparon dos unidades contra el Eibar, y la segunda, a uno después del empate del Alavés contra el Andorra. Al conjunto levantinista le quedan siete partidos para dar el máximo, despejar dudas de cara al sueño de subir a la élite y, sobre todo, conseguir el objetivo de militar en Primera División la próxima temporada.

Javi Calleja es consciente de la importancia de lograrlo, e independientemente de la plaga de bajas que ha debilitado a su equipo, no quiere poner ningún tipo de excusa. De hecho, el técnico se siente cómodo en situaciones adversas. Y después de haber palpado que su plantilla era imbatible durante veinte partidos, el entrenador madrileño busca, reforzado por sus últimas experiencias en el Villarreal y en el Alavés, la reacción definitiva. El salto a la élite del fútbol español acompañado del Levante

Javi Calleja tiene que dar un paso al frente para huir de la crisis de resultados. Con la vista puesta en el encuentro contra el Mirandés, el técnico no quiere más tropiezos que le lastren en su escalada hacia una de las dos primeras posiciones de la clasificación. Sin embargo, el técnico se ha visto en este contexto en dos ocasiones a lo largo de su trayectoria en los banquillos del fútbol profesional. En Vila-real, localidad en la que empezó como entrenador en el fútbol base y escaló hasta el primer equipo, se recompuso a un curso irregular con el Submarino Amarillo tras el parón obligado por el confinamiento.

Así reaccionó Javi Calleja en contextos desfavorables en los tramos finales de competición.

Así reaccionó Javi Calleja en contextos desfavorables en los tramos finales de competición. / SD

El torneo liguero se reanudó con el Villarreal fuera de sus márgenes competitivos: octavo, a cuatro puntos de la séptima plaza, que ya da acceso a jugar en Europa, y con once partidos por delante para reaccionar. No obstante, la respuesta de Calleja fue más que notable. Venció siete encuentros, empató uno y cayó derrotado en tres ocasiones. Los 21 puntos logrados le catapultaron a la quinta plaza, y pese a que el Villarreal tomó la decisión de no renovarle, se marchó de La Cerámica con los deberes hechos, arropado y querido por la plantilla amarilla, y con la cabeza bien alta. De hecho, su marcha no fue respaldada por gran parte de aquel vestuario, ya que la figura del madrileño era muy sentida por sus integrantes.

Nueve meses después de finalizar su etapa en la Plana Baixa, Calleja, pese a que se trató de un escenario tan desesperante como desesperanzador, aceptó el reto de salvar la categoría de un Alavés que, aunque tuvo la permanencia a tres unidades de distancia, transmitía vibraciones negativas. Es más, gente de dentro del club vitoriano y del entorno del entrenador le desaconsejó unirse a los de Mendizorroza. Sin embargo, firmó a falta de nueve jornadas ligueras, levantó la moral de un equipo hundido, le dotó de herramientas para cambiar la imagen, perdió solo dos partidos pese a la complejidad del calendario y consiguió la permanencia de un serio candidato al descenso, tanto en lo futbolístico como en lo anímico, sumando 15 puntos. 

Tras sacar un punto agridulce en el estadio del líder, las opciones de ascender a Primera División, a pesar de sumar una victoria en los últimos siete enfrentamientos, siguen intactas para un Levante que, si quiere subir a la élite, debe recuperar su mejor versión. Con Javi Calleja al frente, el técnico tiene que dar un paso hacia adelante y seguir los pasos que, en sus dos últimas experiencias, le permitieron cumplir objetivos pese a la dificultad de sus respectivos contextos. Es el momento del entrenador madrileño.