No se puede jugar más con fuego

El Levante y Javi Calleja quedan muy tocados tras la debacle ante el Ibiza. No hay excusas para tirar la toalla y tampoco habrá decisiones drásticas tras la visita de Quico Catalán a Buñol

Pepelu se lamenta tras el 0-0 ante el Ibiza

Pepelu se lamenta tras el 0-0 ante el Ibiza / JM LOPEZ

El Levante está muy tocado, pero no hundido. El empate ante el ya descendido Ibiza complica un ascenso que se había vuelto a poner a tiro tras una nueva jornada de resultados favorables de los rivales directos. Los de Calleja perdieron dos puntos que era innegociable sumar y dejaron unas sensaciones muy preocupantes en un partido en el que no fueron capaces de inquietar a un rival que no se jugaba nada. Ya no hay margen de error en cuanto a resultados ni en cuanto a sensaciones en un grupo que está obligado a ascender por la vía que sea.

Quico Catalán se presentó ayer en el entrenamiento en Buñol. El presidente está preocupado pero no va a tomar ninguna decisión drástica a dos partidos de que concluya la liga. Lo que espera es una imagen y una actitud muy diferentes este sábado en la penúltima jornada en Vila-real, donde el desplazamiento masivo que se preveía se ve enfriado por la desafección que ha dejado la mala racha del equipo. En cualquier caso ya no hay más excusas para un equipo que se ha desviado por completo del camino y está recibiendo todo el apoyo posible de una afición decepcionada.

El principal señalado de una noche para el olvido es Javi Calleja. El técnico madrileño falló en el planteamiento y más aún en los cambios. La mayoría de las variantes que está probando en las últimas semanas están dando poco resultado y el equipo fue muy plano ante el Ibiza, al que no pudo inquietar. Un disparo desde fuera del área de Joni Montiel y un remate de Wesley, ambos en el primer tiempo y sin apuros para Germán, fueron todo el bagaje de ocasiones de un equipo que acaparó el 81% de la posesión. Y no es la primera vez que los granotas se estrellan ante un rival de la zona baja: de 21 rivales todos menos Alavés y Villarreal B han puntuado este curso contra el Levante.

A pesar de todo nadie tirará la toalla en la lucha por un ascenso que el club necesita por lo deportivo, lo económico y lo social. El equipo debe lavar la cara y sumar los seis puntos que restan. A partir de ahí, esperar a una nueva vida extra dado que la trayectoria de los rivales es tan renqueante como la granota y Tenerife no fue la sentencia que parecía. Pero el clavo al que agarrarse no son los demás: la clave para recobrar sensaciones es que los de Calleja pongan el foco en ellos mismos tras una semana larga en la que han estado demasiado pendientes de los terceros. Esta vez el horario es unificado y no habrá tiempo para celebrar ni lamentar lo que pase en Cartagena, Granada, Vitoria y Éibar.

Ocurra lo que ocurra, el paso adelante es obligatorio. En caso de que tres de los cuatro primeros fallen, para aspirar al ascenso directo mientras las matemáticas no digan lo contrario. Y si no se produce lo que cada vez es más difícil y toca pasar por el play off, el equipo necesita afrontarlo con una inercia muy diferente a la que arrastra ahora: con el nivel de fútbol y confianza de los dos últimos encuentros sería imposible superar dos eliminatorias a 180 minutos. Urge espabilar y subir por la vía que sea.