Álex Valle llegó al Levante sin hacer ruido pese a su etiqueta de jugador formado en La Masía y proceder del FC Barcelona, pero sus características como lateral y su irreductible filosofía de trabajar sin negociar esfuerzos lo convirtieron rápidamente en una pieza importante para Javi Calleja. El lateral, quien creció acompañado de grandes talentos como Gavi o Fermín López, con el que mantiene una gran amistad, compite desde la ilusión de seguir creciendo a sus 19 años de edad, desarrollando sus virtudes en un equipo «espectacular» y con el que piensa que, yendo paso a paso, conseguirán «grandes cosas». El ‘5’, feliz y orgulloso de militar en el Levante, mira al futuro con muchos sueños por cumplir, pero sin olvidar, desde la humildad, lo que le costó alcanzar el profesionalismo independientemente de haber crecido en la cantera del Barça.
A pesar de la lesión que sufrió, da la sensación de que ha caído de pie en este club.
Sí… Me siento muy feliz, tanto con el equipo como con la afición. El estilo de juego me viene bien, estoy cómodo en el campo y Javi Calleja confía mucho en mí. Cualquier cosa que necesito me la pueden dar. Además, personalmente estoy muy a gusto en Valencia. Incluso me he podido sacar el carnet de conducir (ríe). Todo repercute positivamente y eso se ve en el campo. Sobre la lesión, decidimos esperar un poco más para volver a competir. Fue una decisión acertada porque me siento al cien por cien para dar el máximo.
¿Cómo de acertada fue la decisión de firmar por el Levante?
Tenía otras ofertas, pero la del Levante me dio mucha confianza. El intercambio de intereses fue muy personal, cercano y sincero, por lo que no dudé en aceptar.
¿Se siente importante?
Puedo sentirme importante, pero sin ir más allá. Y eso que a los cinco días de firmar ya jugué de titular, pero me noto en igualdad de condiciones. No obstante, me siento muy querido por todos. La gente de arriba, la directiva y el cuerpo técnico son muy cercanos. Además, no he sido la única incorporación y a todos nos han tratado de manera espectacular. Todos nos sentimos importantes. Además, todos tendremos nuestro momento. Somos una piña y vamos a una.
¿El vestuario ha pasado página tras lo sucedido en Leganés? ¿O sigue haciendo daño?
No se olvida porque no ha sido una vez, sino que ya van varias polémicas. Pero, friamente, el vestuario y el míster sacamos la conclusión de que volvimos a hacer un buen partido. Esa es la línea que hay que seguir. Al final es lo que uno puede controlar. Valoramos mucho la manera en la que jugamos y poder hacer lo que queremos más allá del resultado, aunque eso sea muy importante. Cuando lo hacemos bien hay que estar contentos. Y cuando lo hacemos mal, pese a que ganes, mejorar.
¿Qué techo le ve a este equipo?
Podemos aspirar a cualquier cosa. Es un equipo espectacular, lo veo en cada entrenamiento. Calleja nos dice que podemos ganar a cualquiera y así lo sentimos. Vamos partido a partido, por muy típica que sea la expresión. No pensamos en el largo plazo. Si vamos paso a paso podremos hacer grandes cosas.
Pese a su juventud, llegó al Levante después de hacer pretemporada con el primer equipo del FC Barcelona...
Fue una experiencia inexplicable. Te sientes en lo más alto. Sentarte en una mesa al lado de grandes estrellas, muchas de ellas consideradas ya como leyendas, fue impresionante. Aprendes muchísimo. Me siento un afortunado porque muy poca gente vive algo así. Pero, siendo sincero, no busco una comparación entre eso y el Levante. Lo que estoy viviendo en estos momentos no lo cambio por nada.
¿Es cierto que Xavi Hernández quiso retenerlo este verano?
Fueron momentos complicados. Tuve mucha incertidumbre, no estaba al tanto de la situación. Sin embargo, no terminé de encontrarme a gusto del todo, por lo que no sabía si aceptar o salir cedido. Lo hablé todo tranquilamente con Xavi Hernández y me dijo lo que pensaba. Fue muy amable conmigo. Intercambiando opiniones creímos adecuado lo que terminó pasando.
¿Cómo es el universo de La Masía desde dentro?
Está muy bien, la verdad. Es un mundo aparte en el que residen chicos privilegiados. Así me sentí yo. Terminan siendo tu familia. Estuve dos años, ya que lo tuve que compaginar con los estudios, pero por ejemplo Fermín López, muy amigo mío y ahora en el primer equipo del Barça, pasó toda su infancia allí. Te dan la posibilidad de estudiar y, además, te empapas de fútbol y de metodología. Siempre me sentí un privilegiado estando en La Masía.
¿El objetivo en La Masía es llegar al primer equipo o hacerse hueco en el profesionalismo?
Se acerca más a lo segundo. Obviamente, cada jugador de La Masía tiene el sueño de estar años y años para llegar algún día al primer equipo, pero por otra parte quieres jugar a fútbol. Es lo que más te divierte y de lo que más disfrutas en el mundo. Entonces, según te vas haciendo mayor, entiendes que el fútbol es para unos pocos y, además de trabajar y sacrificarte, hay que tener mucha suerte. Quieres llegar al primer equipo, pero buscas alcanzar el fútbol profesional y hacer carrera.
Sin embargo, hasta Juvenil B, no tuvo un camino de rosas.
Así es. Nadie dice que sea fácil, pero cada uno tiene su camino. Más acertado o menos, con más o menos aciertos, pero considero que he trabajado mucho para llegar hasta donde estoy. Esta es mi décima temporada en el Barça. Entré con muchísimas ganas y cada año he currado con toda la ilusión del mundo. Ha habido años malos, pero siempre intento llevarme lo positivo. He disfrutado, me lo pasé en grande, ya que defendía un club enorme, y he aprendido mucho. Sin embargo, en Juvenil B, a raíz de una salida, tuve un ‘boom’. Empecé a jugar muchísimos minutos y eso hizo que ganase en confianza. A partir de ahí, fui formándome y madurando.
¿Dicha etapa le hizo madurar a una velocidad diferente?
Todo lo que le pasa a uno influye, pero de base, y creo que cualquiera que me conozca de antes lo puede recalcar, me considero una persona a la que trabajar le sale solo. Hasta que no consigo el objetivo que me marco no paro. Me gusta trabajar callado, sin hablar mucho y con la intención de hacerlo lo mejor posible.
¿Pasó por momentos en los que pensó en tirar la toalla?
Nunca. El fútbol me encanta. Pese a los altibajos que sufrí, donde hubo momentos de tensión en los que o no pasaba lo que yo quería, o se me complicaba la situación, no lo pensé en ningún momento. Además, jugando en el Barça. Mi cabeza decía que tenía que seguir, que no me podían echar de allí. Al final, de no dejar de intentarlo, e incluso de creérmelo, he tenido suerte de alcanzar el fútbol profesional.
¿Cómo gestionó el ‘boom’ que vivió cuando se convirtió en indiscutible desde Juvenil B?
Lo gestioné desde la felicidad. Estaba muy contento. Sabía por lo que había pasado. Por mucho que me viniese todo de golpe, era consciente de que tres años antes estaba sufriendo y apenas jugaba. Además, tuve una lesión en el menisco que me fastidió mucho. Tal y como estaba quería disfrutarlo al máximo. No podía parar, ni un segundo, de seguir intentándolo y de seguir mejorando para que no me quitasen el sitio.
¿Qué diferencias existen entre su aprendizaje en La Masía a su paso por el Andorra? Fue su primera experiencia profesional.
Fueron aprendizajes totalmente distintos. La Masía fue un proceso muy largo y en el que me ayudó muchísima gente. El Barça me dio todo tipo de facilidades. Al fin y al cabo, es uno de los mejores clubes del mundo y disponen de lo que necesitas. Pueden ayudarte en cualquier situación. Es cierto que en Andorra el recibimiento fue muy bueno, no tengo ninguna queja por parte de la gente, pero la situación fue distinta. Fue mi primera vez solo, fuera de Barcelona y lejos de familia y amigos. Hice un proceso muchísimo más corto porque fueron solo seis meses, pero maduré muchísimo tanto en lo profesional como en lo personal.
¿Y qué valoración extrae?
Para nada mi etapa en el Andorra fue negativa, pero las cosas no terminaron de acompañar. Cuando llegué al equipo estaba en mala racha y, por otra parte, iba a concentrarme con la sub-19. A pesar de ello, fue una experiencia que me ha hecho aprender muchísimo. De hecho, cuando las cosas no iban bien, me acordé del Álex Valle que en el Barça tenía que seguir adelante. Que si llegué hasta ahí podía con todo. Finalmente, pude tener mis primeras titularidades en Segunda, en las que me sentí muy bien e intenté hacerlo de la mejor forma posible, y dio pie a que equipos como el Levante se interesasen en mí. Ahora intento demostrar todo lo que he aprendido en el pasado.
¿Considera que el Levante es un salto en su carrera deportiva?
Era consciente de todas las aspiraciones que tiene el Levante. Son normales tratándose del club que es. Afronté el reto con toda la ilusión del mundo. Y más, cuando todas las partes me recibieron con los brazos abiertos. Tengo la confianza de que este equipo puede lograr grandes cosas.
¿Cuáles son ahora sus ilusiones como jugador levantinista?
Era consciente de todas las aspiraciones que tiene el Levante. Son normales tratándose del club que es. Afronté el reto con toda la ilusión del mundo. Y más, cuando todas las partes me recibieron con los brazos abiertos. Tengo la confianza de que este equipo puede lograr grandes cosas.
Cedido en Orriols hasta 2024 sin opción de compra, ¿le gustaría seguir más allá de lo acordado o no piensa en su futuro?
Es muy pronto para decirlo, pero prefiero no pensar en ello. Como diríamos en el vestuario voy partido a partido. Estoy muy a gusto tal y como estoy, así que solo quiero que continúe de esta manera hasta que llegue el momento de tomar una decisión. Hasta entonces, pienso en seguir disfrutando de la experiencia porque me lo estoy pasando muy bien.