El Levante cae electrocutado en Castalia (2-0)

El conjunto de Julián Calero falló lo imperdonable y terminó cediendo ante los de Dick Schreuder, que con su estilo valiente, descarado y vertiginoso, tumbaron a su rival para desatar el estado de euforia en Castellón y activar señales de alerta en Orriols

Los jugadores del CD Castellón celebran uno de los goles frente al Levante UD en Castalia

Los jugadores del CD Castellón celebran uno de los goles frente al Levante UD en Castalia / LaLiga Hypermotion

Rafa Esteve

Rafa Esteve

Castelló de la Plana

El fútbol es como una partida de ajedrez. Cada movimiento es estudiado al milímetro. Nada sucede en vano. Sin embargo, el deporte del balompié es de los pocos que permite salirse de los esquemas, de competir desde la libertad, la creatividad y el descaro. Así se catalogan los equipos que juegan a ser valientes y a atacar desde la verticalidad, donde entra un Levante de Julián Calero que lo expuso en su máximo resplendor, pero que, según avanza el curso, va perdiendo las señas de identidad que cautivaron en una Segunda División en la que el Castellón se postula como un contrincante a tener muy en cuenta.

Sin renunciar a su forma de ser, pero mostrándole a los granotas lo que quieren ser en una categoría de plata de la que quieren escapar, los albinegros derrotaron al Levante a través de un baño de juego, verticalidad e intensidad en la que los visitantes perdieron el norte. Mantuvieron el tipo durante varias fases, pero se fueron desinflando hasta el punto de cosechar una derrota con la que se encienden las alarmas en Orriols: solo un punto de nueve en los últimos tres encuentros y un cúmulo de señales preocupantes. Todas tienen solución. De hecho, todavía queda camino. Pero urge una reacción inmediata con tal de mantener viva la ilusión de ascender a Primera División.

El encuentro, catalogado de alto voltaje sobre el terreno de juego, no defraudó desde el inicio, pese a que el Castellón, arropado por un campo de Castalia que presentó un ambiente de gala, arrancó la contienda en mejores condiciones que su rival. A los cinco minutos, Raúl Sánchez, recibiendo en el punto de penalti, probó los guantes de Andrés Fernández con un lanzamiento centrado, y Seuntjens provocó que el colegiado señalase los once metros debido a una mano de Andrés García, pero, tras consultarlo con el VAR, valoró que el impacto se dio con el brazo prácticamente pegado al torso.

Si los expertos del universo del balompié anticiparon un encuentro eléctrico, con oportunidades y que navegara en un ida y vuelta constante no se equivocaron, pero al Levante le costó, y mucho, coger temperatura. Atacó a fogonazos, pero siempre intimidando. Cuando conectó con sus futbolistas con más talento provocó temor en un Castellón que, pese a todo, no renunció a su descaro. De hecho, el cuadro de Calero le dio una vida extra en el momento en el que Morales, en una acción calcada a la del Oviedo, decidió superar a Crettaz golpeando con el interior de un bota derecha un balón que se fue por arriba. Instantáneamente, Raúl Sánchez, a centro de Chirino, cabeceó al larguero, para dar a entender que los puntos se iban a decidir en pequeños detalles. En la precisión tanto de uno como de otro. Si no, que se lo digan a Iván Romero, quien, plantándose mano a mano ante Gonzalo Crettaz, desaprovechó una ocasión cantada que se marchó lamiendo el palo a pocos minutos del descanso.

Pablo Martínez se lamenta durante el CD Castellón - Levante UD

Pablo Martínez se lamenta durante el CD Castellón - Levante UD / LaLiga Hypermotion

La reanudación, sin embargo, sirvió para ver un Levante más valiente, insistente y convencido de sus opciones. Lo demostró a las primeras de cambio, buscando la conexión entre Andrés García y Carlos Álvarez, que tantos espacios genera, y encontrando sinergias entre Morales y Kochorashvili. De hecho, a los pocos minutos del paso por vestuarios, un centro pasado fue controlado por el ‘11’, para detectar la llegada de un futbolista georgiano que la envió fuera por poco. El Levante insistió en despertar debilidades en el Castellón. Lo intentó por fuera, buscándole las cosquillas a la espalda de sus centrales y acumulando recursos en zonas ofensivas, pero los de Dick Schreuder fueron los que obtuvieron el premio del gol por mediación de Raúl Sánchez.

Después de trazar un desmarque preciso que le dejó solo ante Andrés Fernández, punteó con su bota derecha al fondo de la red, para delirio de un estadio de Castalia que, a los pocos minutos, vio cómo su ‘10’ pudo duplicar su renta, pero el meta levantinista achicó acertadamente su disparo. Mientras el Castellón no levantaba el pie del acelerador, el Levante no las veía venir. Vivió sometido a un elevado nivel de intensidad que no supo contrarrestar. Sin embargo, si perdonas, y más en una categoría tan sumamente igualada como la Segunda, lo acabas pagando. Alberto, sobre la línea de gol, aprovechó la lentitud de Fabrício en definir un pase de la muerte de Morales. El ‘5’ albinegro se la rebañó, levantó a la grada y terminó cerrándose el partido, a diez minutos del final, gracias al segundo tanto de Raúl Sánchez. Un triunfo con el que se desata el estado de euforia en Castellón. Una derrota que enciende las alarmas en Orriols.     

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