Tuvo un par de propuestas para marcharse en el mercado de invierno —un equipo griego y el Cartagena—, pero prefiero quedarse para contribuir en el tercer milagro de la era Luis García. «Para nada me voy dolido; me quedo con lo positivo. En los dos años que he estado aquí, he ayudado a que se cumplieran los objetivos: el primero fue el ascenso, por encima de lo que pensábamos todos, y ahora hemos dado un paso adelante, demostrando que podemos estar en Primera División. Al principio éramos pequeños y hemos sido igual de grandes que los demás», manifestó Xisco Muñoz en su adiós.

Antes del encuentro ya anunció en su Twitter que los del sábado iban a ser sus últimos minutos de granota. No ha recibido una oferta de renovación. En el cambio lo dejó claro despidiéndose de los aficionados. Se marcha con palabras de agradecimiento. «Me voy triste porque me han tratado muy bien en el Levante, pero esto es el fútbol, somos profesionales y debemos convivir con estas circunstancias. Han sido dos años importantes para mí y tengo que agradecerle muchísimo a la gente del club porque siempre me ha apoyado. He crecido un montón como persona en las distintas situaciones que hemos superado», afirmó.

Xisco Muñoz tiene un hueco en la historia del Levante. Y no sólo por el golazo en el partido del ascenso ante el Castellón. Su polivalencia fue clave en la gesta del siglo y esta temporada vivió como actor principal la resurrección tras el desastre en el Sánchez Pizjuán, pero perdió protagonismo paulatinamente. «Es un privilegio poder haber lucido estos colores. Me voy con palabras de agradecimiento hacia todos los que conviven en Orriols porque han estado a mi lado tanto en lo bueno como en lo malo. Se han portado conmigo como señores», concluyó. Se marchó emocionado y entre lágrimas.