Ha llegado al límite. Como hombre de club, Juanfran lleva semanas jugando con el meñique del pie derecho prácticamente roto. Una dolorosa experiencia que le ha obligado a infiltrarse los dos últimos partidos por las molestias. Y ya no puede más. Cumplida su misión cuando el equipo más lo necesitaba, ahora le ha llegado el momento de parar para recuperarse del todo, algo que no había podido permitirse hacer. El tema está hablado y consensuado con Juan Ignacio, así que salvo contraorden el de Barona no viajará al Santiago Bernabéu. Su compromiso ha quedado fuera de duda.

La generosidad del veterano zaguero granota no es un tema baladí. A sus 35 años necesita dosificarse y hay que recordar que en junio termina contrato y que el club, pese a alguna conversación informal con sus representantes, todavía no se ha pronunciado respecto a su hipotética renovación. Uno de los motivos de la espera es averiguar en qué condiciones físicas acaba la temporada —pese a sus problemas en el pie, según el cuerpo médico está de dulce— antes de darle una propuesta.

El objetivo de Juanfran durante esta semana, por tanto, va a ser rehabilitarse. De hecho, ayer apenas pisó el césped en la primera sesión semanal. En los últimos tiempos ha estado aguantando el tipo estoicamente, consciente de que la banda izquierda estaba cogida con alfileres y de que encima el otro lateral izquierdo, Asier Del Horno, estaba cubriendo la marcha de Nano.

La ausencia de Juanfran obligará a hacer cambios. En principio, la opción más natural sería que Asier regrese a la banda y Cabral al lado de Ballesteros en el centro de la zaga. Sin embargo, la reordenación también podría pasar por retrasar a Botelho, siempre y cuando el brasileño, eso sí, supere los graves problemas de lumbalgia que aún arrastra.

Y es que, sin llegar al extremo de Juanfran, Botelho también necesita una buena puesta a punto. El brasileño entró como una flecha en el once del Levante, pero ahora tiene que ponerse al cien por cien. Contra el Racing jugó su encuentro más flojo como granota pero tenía una coartada. Físicamente no está fino y encima la espalda ha terminado de apuntillarlo. Ayer, sin ir más lejos, a JIM se le vio hablar con él durante un entrenamiento que completó sin mayores inconvenientes.

Un golpe contra el Valencia se ha convertido en una lumbalgia que el sábado le pasó factura. El exrayista tuvo dificultades para hacer los giros y por eso de que los golpes suelen ser donde más duelen, en el Ciutat se le vio tendido en el suelo quejándose de la espalda y siendo asistido por el doctor. A la postre, fue la primera sustitución por obligación.

Botelho, que fue una petición expresa de los técnicos, es un jugador de su máxima confianza, pero la realidad es que aunque con altibajos en líneas generales aún se espera de él mucho más. Por eso se antoja tan importante que coja un mejor tono.

Y es que no sólo es la lumbalgia. La inactividad de varias semanas y la falta de rodaje en el Rayo Vallecano le han hecho llegar a Orriols sin un pico alto de forma. Con el regreso de Valdo, a la espera de la recuperación definitiva de Barkero y el acoplamiento del resto de los fichajes, las urgencias son ahora menores y eso le va a permitir no estar sometido a una exigencia tan alta.

La opción de forzar la quinta

Desde la caseta granota incluso parece que se ha barruntado la posibilidad de haber forzado la quinta amarilla para limpiarse esta semana aprovechando la visita al Santiago Bernabéu y volver así limpio contra el Rayo. Sin embargo, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, Juan Ignacio se incomoda con estas tretas. Así que sigue con cuatro.