Pese a que es un secreto a voces desde hace tiempo, fue el lunes cuando el Levante empezó a darle luz verde a la salida de Fanis Gekas de manera más oficial. El delantero griego acudió junto a su agente por la tarde a las oficinas del Ciutat, donde estuvo reunido con Quico Catalán. Desde el club, que quiere llevar la negociación con el mayor sigilo posible por cuestiones de estrategia, sí que se admite por primera vez sin tapujos que se está valorando su marcha. Oficialmente la cita fue para escuchar una vez más al jugador; oficiosamente para tratar los términos económicos de su rescisión, la cual el presidente quiere que sea lo más beneficiosa posible para los intereses de la entidad.

Deportivamente Manolo Salvador ha autorizado su adiós tras las conversaciones que ha tenido con el jugador y un Juan Ignacio que tampoco es que vaya a echarlo mucho de menos. Más bien al contrario, puesto que va a suponerle un alivio y un foco de conflicto menos. Y es que desde el primer momento su fichaje ha estado envuelto por las dudas de si su perfil sería compatible con el estilo de juego del equipo.

La negociación no está cerrada, pero sí encaminada, pendiente del acuerdo respecto a las condiciones de su finiquito. El Levante quiere que a cambio de la carta de libertad perdone íntegras las cantidades que le quedan del año de contrato que tiene firmado„además de la opción a una segunda campaña opcional„ y destinar lo que se ahorre de su sueldo en la adquisición de un nuevo delantero, que es la principal prioridad junto a la de un centrocampista ofensivo de cara al ya inminente mercado de invierno.

La situación de Gekas se ha vuelto en los últimos tiempos del todo insostenible. El griego no se siente motivado para seguir y está a disgusto en un equipo al que no se ha adaptado y en el que carece de sintonía con el entrenador, al que no perdona haberlo relegado por detrás del canterano Rubén. Una circunstancia, por cierto, en la que incluso en Orriols consideran que tal vez al vez al míster le haya faltado algo de tacto, pese a que los hay que tan bien lo ven como el origen de una supuesta borrada en Melilla.

Lo cierto es que se trata de un jugador que no está acostumbrado a tener un papel tan secundario y al que llevar tan mal la suplencia le ha afectado en su vida personal, tal y como ha reconocido en sus diferentes conversaciones con el club y las que informalmente ha tenido con la prensa. Estar en Valencia sin su familia ha sido la gota definitiva.

En la charla que Salvador y Juan Ignacio mantuvieron el martes de la semana pasada, antes de viajar a Suecia, se estudió la posibilidad de convocarlo como el último resquicio para enchufarlo, posibilidad en la cual el director deportivo dio absoluta libertad al míster en su parcela par hacer lo que considerase conveniente. Sin embargo, el último capítulo de Gekas como jugador granota posiblemente se escribió ante el Twente. Sustituido tras un partido muy pobre por su parte en el que para más inri el equipo recuperó a Ángel para la causa, desde entonces no ha vuelto a completar un entrenamiento en condiciones y a raíz de sus problemas en la espalda sus ausencias se han ido camuflando con partes médicos.

Una situación surrealista para la que todos los implicados han convenido ya que lo mejor es cortar por lo sano. Gekas quiere volver a Grecia y eso es lo que hará una vez rescinda su contrato y obtenga la carta de libertad. Al club, que dice no tener constancia al respecto, le importa ya poco cuál sea su destino.