El Levante habría ganado o como mínimo empatado en Huelva si no fuera por las cuatro derrotas seguidas en Liga. Es lo que dijo Caparrós, que achacó el resultado y la sequía goleadora a la dinámica negativa y a un partido calcado al de Getafe a pesar de que esta vez el rival era de Segunda y estaba lleno de reservas. Sin embargo, la mala racha empieza a pasar factura también al ánimo de un equipo que volvió a Valencia con una procesión de caras largas en plena madrugada. Y es que aunque nadie dé la voz de alarma en público, la deriva en la que han entrado los granotas se está volviendo cada vez más preocupante tras quedarse clavados en los 17 puntos y ser la portería rival en lugar de la propia la que está reincidiendo en los ceros.

Después de haber comido juntos el pasado martes y pasarse el vuelo de ida hablando butaca con butaca, el técnico y Quico Catalán estuvieron apartados del resto en la terminal del aeropuerto antes del vuelo de regreso. Ambos intercambiaron impresiones a solas sin mayor trascendencia, aunque el momento no pasó desapercibido para nadie habida cuenta del funeral que en ese momento era la expedición. Antes de eso, el míster había estado sentado junto a sus dos principales ayudantes repasando los detalles de un video que como siempre su segundo de a bordo editó en el avión.

«Hay que ganar, aquí somos todos profesionales, y como se consigue es apretando, entrenando y si cabe pensando más en el equipo», había declarado minutos antes un Caparrós que, curiosamente, se revolvió de mala gana cuando desde la propia radio oficial del club le cuestionaron sobre si estaba satisfecho con el trabajo de sus hombres. Y es que el gol de Ruymán a última hora hizo mella en todos los protagonistas pese a lo secundario que hasta entonces era el envite copero.

En sintonía con el entrenador y ejerciendo de capitán, Juanfran trató de hacer la lectura más optimista del momento. «Ni preocupación ni alarma, otra cosa es que el equipo no diera sensaciones de que está bien, de que no tiene ideas claras. Los últimos partidos no lo he visto tan mal como los resultados dicen», explicó el de Barona, quien insistió en que «si te das cuenta, errores el equipo no comete apenas y además tiene sus ocasiones, pero por la racha no te entran». Un solo gol, el de David Barral en San Mamés, es el bagaje en los últimos 540 minutos.

Pendientes de los lesionados

El equipo volverá esta mañana al trabajo para preparar el partido del próximo viernes contra el Elche en una semana que vuelve a ser atípica y en el que el principal objetivo del cuerpo técnico es vaciar la enfermería. David Navarro, Rubén y Babá son los tres futbolistas llamados a airear el once en la penúltima jornada liguera del año antes de despedirse del 2013 en el Calderón.