«Jugamos primero con un vecino y el segundo es una vuelta a casa para mí. Será un encuentro complicado sobre todo porque el Athletic ha conseguido mantener la plantilla y, con el nuevo estadio de San Mamés completo, se me hará muy especial». Estas fueron las palabras con las que Mendilibar valoró el sorteo del campeonato liguero el pasado 24 julio. Finalizado ya el enfrentamiento ante el Villarreal, el Levante viajará a Bilbao para tratar de sumar los primeros puntos de la temporada, algo que para el técnico granota sería más que importante, tanto para el devenir del equipo como para su persona.

Y es que el de Zaldibar, municipio que se encuentra a escasos 40 kilómetros de Bilbao, vivirá hoy un partido singular, puesto que además de la pequeña distancia que separa a ambas localidades, el vasco también tuvo la oportunidad de coger las riendas del Athletic.

«Como futbolista fui un membrillo y por eso me gustan los jugadores con carácter, que aprovechen su cualidades y, por lo tanto, no acaben siendo unos blandos». De esta forma se presentó Mendilibar ante la afición rojiblanca. El técnico, tras una temporada 2004-2005 espectacular en el Eibar en donde estuvo al mando de jugadores tales como David Silva, Gorka Iraizoz o Joseba Llorente, firmó por el Athletic para tres campañas, aunque finalmente su relación con Fernando Lamikiz, presidente de la entidad rojiblanca por aquel entonces, hizo que su estancia en Lezama fuera más bien fugaz. El dirigiente aspiraba a lograr grandes cosas a corto plazo mientras que Mendilibar confiaba en formar un equipo de futuro e ir «partido a partido», frase, en estos últimos años tan conocida debido a la filosofía del Cholo Simeone, que también destacó en su presentación. Así pues, esta batalla de conceptos terminó con la destitución del técnico vasco en noviembre de ese mismo año. Javier Clemente fue su recambio.

Pero su breve paso por el banquillo del primer equipo no fue la única experiencia del de Zaldibar con el Athletic. Mendilibar jugó seis años en el las categirías inferiores del club rojiblanco, como extremo o interior izquierdo, pero no llegó a debutar en San Mamés. Finalmente, el vasco pasó por el Sestao, el Logroñes y colgó las botas en el Lemona de Segunda B.

Tras su etapa como futbolista, Mendilibar no se lo pensó dos veces a la hora de sentarse en los banquillos, donde el Athletic le recibió con los brazos abiertos. El técnico del Levante estuvo seis años como entrenador del fútbol base en el conjunto rojiblanco donde llegó a entrenar al Bilbao Athletic, al Baskonia y al Aurrera de Vitoria, tres equipos filiales. Sin embargo, José María Amorrortu, director de Lezama, no le dio la suficiente confianza para poder soñar con dirigir al primer equipo, por lo que optó por salir del País Vasco en dirección a Lanzarote, en donde permaneció dos años al frente de este club. Después de rozar el ascenso a Segunda División con los insulares, regresó otra vez a Euskadi para asumir las riendas del Eibar.

Valladolid y Osasuna fueron el resto de equipos en los que entrenó antes del Levante. En todos ellos, estuviese más o menos tiempo en los banquillos, siempre mantuvo su estilo, dotando a la plantilla de personalidad y carácter para huir de lo que él fue, un «membrillo». Hoy el Levante tiene una sensacional oportunidad para dar un golpe sobre la mesa y demostrar que ya es un equipo de Mendilibar.