«No quiero solo una luz», resumió Mendilibar hace unas semanas, cuestionado por la ausencia de jugadores como Rubén. Desde entonces, inquirido siempre por la evolución del diez, Mendilibar iba relatando lo que parecía un proceso de rehabilitación: ahora va mejor, está como el resto, lleva diez días entrenando bien. Y al quinto partido, al fin Rubén. El jugador resucitó en Granada corriendo como alma a la que persigue el diablo, con las prisas con las que han consumido el césped jugadores como Messi o Maradona. Un par de amagos y una llanura después de recoger el balón, pese a que a su izquierda se iban quedando solos sus compañeros, disparó como si no hubiese otra posibilidad. En nueve segundos Rubén no encendió la luz del Levante, sino toda su escalera. «Fue la noche soñada, con un buen gol, volver a la dinámica del equipo, de los tres puntos y espero seguir en el once», comentaba él mismo al regreso de Granada.

El suyo no ha sido un destierro común, pese a que en público se revistiera de normalidad, y el propio cuerpo técnico, cuando se quedó al margen de la convocatoria en la segunda jornada de Liga, le hizo saber que no le estaban orillando, que nadie le había dado por perdido. «Eran momentos duros, pero siempre hay que estar con la cabeza arriba y eso no lo he perdido: ahora tengo la recompensa», exponía el jugador, que aporta su versión sobre todo este periodo en el que ha permanecido en segundo plano: «Desde el primer día he intentado dar el máximo, satisfacer al míster, quería ofrecer muchas cosas, pero es él quien decide y el pensó que esta semana debía ser titular». Según deslizaba el jugador, no ha sido la falta de intensidad lo que le ha mantenido al margen, sino quizás una intensidad mal dirigida. «A nivel de actitud siempre he mostrado la misma; empecé intentando demostrar algo que no...» decía el futbolista, dejando la frase a medias. «Lo que es verdad es que tuve paciencia, he estado más tranquilo entrenando», culminó.

Tras el partido en Granada, el entrenador redundó en que ya llevaba un tiempo el jugador siendo el que él pide, no solo esa luz. Mendilibar dijo que Rubén había completado un «partidazo», y el jugador añade que, durante todo este tiempo, cree que ha puesto un par de muescas en su carrera. Que ha crecido, vaya: «Soy muy joven y estas son situaciones que superar; he sido bastante maduro, he seguido trabajando con una sonrisa y no he perdido ganas de crecer: esa es la línea que me hace estar hoy aquí».

El gol le ha valido también un par de bocanadas de aire limpio al equipo. El jugador cuenta que de la reunión en el vestuario previa al partido nació la reacción. «Por parte del cuerpo técnico y de los jugadores fuimos conscientes de que había cosas que cambiar, cosas que se hicieron muy bien en Granada y esa es la línea a seguir», relataba el jugador sobre el encierro del martes, confirmando que de todos los lados surgieron concesiones. De hecho, Rubén incidía en cierta vuelta al Levante más reconocible: «Llevamos cinco años en primera y la línea ha sido esa, no había que perderla. El míster ha intentado inculcar cosas, el cuerpo técnico y nosotros hemos dado en la tecla con la dinámica a seguir». El cambio nació en el vestuario pero no se hizo carne hasta la resurrección del diez granota.