Desde que llegó a Orriols, Ivanschitz no había sido tan importante como es ahora. El suyo fue uno de esos fichajes que Manolo Salvador se saca de la manga a coste cero con una plusvalía casi asegurada, aunque ni Caparrós ni Mendilibar supieron sacársela. Es algo que sólo ha conseguido Lucas Alcaraz, quien lo ha convertido en la piedra filosofal de todas las acciones de estrategia.

El austriaco, que incluso fue un habitual de la grada en anteriores etapas, atraviesa su mejor momento como granota. Más allá de si su puesto es el de ala izquierda, derecha o mediapunta, materia de debate para un futbolista difícil de extrapolar de la Bundesliga a la Liga, no es con el balón en juego como ha sacado la cabeza sino cuando lo ha tenido plantado. Clave en todas las faltas y saques de esquina, cuando esta tarde recoja a sus hijos del colegio empezará sus vacaciones en Austria con el buen sabor de boca del penalti que transformó el sábado en el último minuto. «Este gol compensa el cabreo que me llevé en Córdoba. Tuve dos ocasiones muy buenas, que nos pudieron dar la victoria, pero su portero lo impidió», asegura Andreas, que reconoce su crecimiento en el equipo a raíz del cambio en el banquillo y que, curiosamente, volvió a rozar el gol de jugada en un buen centro de Morales al que se le anticipó la zaga.

«Con Alcaraz sí me siento importante. Pasé una mala época a principio de temporada, pero ahora estoy muy contento por cómo van las cosas». No en vano, el empate ante la Real Sociedad ha caído bien: «Nos merecíamos ese punto, aunque fue un partido poco brillante, de trabajar mucho». Hasta el sábado iban ya siete meses sin ver portería, un desierto que empezaba a inquietarlo: «Estaba un poco ansioso por volver a marcar, porque nunca había estado tanto tiempo sin meter un gol como esta vez».

De sus mejores especialidades

El reencuentro llegó, como no podía ser de otra manera, en una de sus especialidades. Y eso que en año y medio apenas se había prodigado como lanzador de penas máximas: «Siempre se me han dado bien los penaltis, aunque justamente el único que había lanzado en el Levante (el año pasado contra el Valladolid) lo había fallado». Pese al buen sabor de boca por rescatar un punto de un partido en el que estaban perdidos los tres, Ivanschitz es consciente de los problemas de creación y puntería que tiene el equipo, solvente en defensa pero plano arriba. «Es verdad que nos cuesta crear ocasiones y marcar goles, pero estamos haciendo un buen trabajo en la estrategia. Hemos mejorado mucho a balón parado, que es un apartado clave en el fútbol actual», dice el Beckham austriaco, principal responsable de que cinco de los ocho goles conseguidos desde la llegada de Alcaraz hayan sido de estrategia.

Convertido en titular indiscutible, el panorama que se le presenta por delante es distinto al de tiempo atrás, algo sobre lo que por ahora prefiere pasar página. Aunque el club ha peinado el mercado en busca de extremos, las prioridades para enero son otras y sobre la próxima temporada es pronto para hablar: «Todavía quedan muchos partidos para renovar automáticamente, aunque yo estoy muy a gusto en el Levante y me gustaría continuar».