Desde el regreso a Primera División han sido muy pocos los partidos ante el Real Madrid en los que el Levante no haya salido escaldado arbitralmente. Ni siquiera se salvó en la primera vuelta, cuando el 0-5 que desencadenó la destitución de Mendilibar. Un penalti más que riguroso de Juanfran a Chicharito le allanó el camino a los de Ancelotti, que por cierto venían de dos victorias muy ajustadas en las últimas temporadas: el 2-3 sobre la bocina con Caparrós y el 1-2 con Juan Ignacio tras rematar Morata la enésima falta al borde del área de Munúa.

El próximo domingo el Levante se presentará en el Bernabéu con el recuerdo todavía reciente de la última visita, que precisamente coincidió por estas fechas. Aquel partido estuvo marcado por la injusta expulsión de David Navarro, por el que el club peleó sin éxito en los despachos. Con el sambenito a cuestas del encontronazo en el que le abrió involuntariamente la ceja, Iglesias Villanueva lo echó por una entrada a Cristiano Ronaldo en el centro del campo. Una acción con «fuerza excesiva», según puso en el acta. En el túnel de vestuarios, para más inri, el árbitro reconoció que pasó por alto un penalti a Pedro López, arrollado en el área pero «sin querer» cuando el resultado todavía era de 0-0. Con todas las cámaras apuntándole, fue el día en el que Caparrós dejó en el aire si era a Iglesias o al público a quien se dirigía mientras se tocaba el rostro.

Desde la única victoria del Levante en Chamartín, la del gol de Salva Ballesta, lo cierto es que el Levante nunca estuvo tan cerca de la machada como en 2012. «Se venía hablando de que el Madrid le podía sacar diez puntos al Barcelona. El árbitro jugó para el lado de ellos y a nosotros nos perjudicó. Somos un equipo humilde y quizás incomoda que estemos en esa posición», decía Cabral. Tras adelantarse en el marcador y sacar Casillas el que era el 0-2 al borde del descanso, el equipo de Juan Ignacio sucumbió con un hombre menos por la expulsión de Iborra por una mano involuntaria castigada con penalti. Y el indulto a Ramos, sin roja tras una agresión.

En Orriols son conscientes de que el momento del Madrid es un arma de doble filo y no se fían un pelo de lo mediatizado que va a estar Pérez Montero en vísperas del Clásico en el Camp Nou. Y es que en los últimos años los granotas han acumulado malas experiencias cada vez que los blancos han estado en ciernes de descolgarse de la Liga. Unas coordenadas que vuelven a repetirse ahora mismo a raíz de la crisis de identidad que ayer obligó a Florentino Pérez a ratificar a Ancelotti en lo que parece la antesala de su destitución.

«Puto robo», el escándalo total

El colmo de todos los partidos ante el Madrid, sin embargo, fue en noviembre de 2012, cuando Diop habló de «puto robo» y tanto a Juanlu como a él se les abrió expediente por sus críticas a Muñiz Fernández. Un penalti inventado y un gol en una acción con cuatro faltas previas fueron los detonantes del tremendo enfado granota: «El árbitro les daba palmaditas en la espalda. Si el Madrid llega a empatar o perder se habría despedido del título».

Junto al factor arbitral, tampoco hay que olvidar que los partidos con el Real Madrid han estado marcados por la rivalidad de nuevo cuño nacida a raíz de las trifulcas con Mourinho, que empató en sus dos primeras visitas ligueras y cayó en Copa. Del «no me manches la camiseta» de Di María a los bailecitos de Pepe y su rifirrafe con Ballesteros en la sala de curas hay un historial jalonado por desencuentros entre dos entidades que el pasado verano pactaron el traspaso de Keylor pero que tiempos atrás se echaron los trastos a la cabeza a base de comunicados oficiales cruzados.