Aprovechando el parón y la vuelta de Manolo Salvador de Senegal, donde se ha estado informando de las mejores promesas de la Copa de África sub-20, el Levante está dispuesto a pegarle un empujón a los asuntos que tiene pendientes. Y es que además de para volcar junto al presidente los datos pertinentes del último viaje de trabajo y valorar las posibilidades de entrar en un mercado como el africano, tan sugerente como complicado, la presencia del director deportivo en València va a significar el pistoletazo de salida a parte de la planificación 15/16.

Entre los temas a los que se va a meter mano de inmediato, uno de los más urgentes es el de Camarasa. El canterano tiene una cláusula de rescisión de 12 millones de euros y contrato hasta 2019, pero continúa jugando con ficha del filial pese a ser jugador del primer equipo a todos los efectos. Tras haber estado con pie y medio fuera el pasado enero, cuando se valoró su cesión para foguearlo, el de Meliana atraviesa ahora mismo su mejor momento como granota. Es titular indiscutible en el centro del campo y cada vez son más los cantos de sirena a su alrededor, incluyendo los que vienen de la Premier: el Tottenham lo ha visto en directo y la prensa inglesa habla de una posible propuesta de 7 millones del Newcastle. Además, de no haberse lesionado en el Bernabéu habría estado por segunda vez con la selección sub-21.

Consciente de que en estos momentos es su mejor valor, la idea del Levante es dejarlo bien amarrado y actualizar su contrato al rol que tiene ahora mismo en el equipo. Ya en conversaciones informales anteriores se ha valorado la posibilidad de una mejora económica inmediata. Y es que el escenario actual es el mejor que podía darse cuando firmó su primera renovación a finales de 2013. Por aquel entonces terminaba de debutar en Copa y su futuro, pese a vaticinarle Caparrós «un largo recorrido», pasaba por irse cedido, una posibilidad que a la larga fue desestimada por Mendilibar.

Muchos casos sobre la mesa

Las conversaciones con Camarasa no son un hecho aislado, ya que el Levante ha empezado a dar el pistoletazo de salida a la planificación del próximo curso. Pese a la incógnita de en qué categoría militará el equipo, un handicap que no se había dado en los últimos tres años, la idea es ir adelantando todo lo que sea posible. En este apartado entran sin ir más lejos las renovaciones de Iván López y Morales. El primero tiene la pelota en su tejado, aunque a la espera de respuesta existe confianza en que no haya culebrón. Y sobre el segundo, la decisión de ejecutar la cláusula de renovación automática hasta 2017 está tomada, aunque falta aún el formalismo de comunicárselo. Más difusa es la situación de otros futbolistas que acaban contrato en junio y que sobre el papel tienen una continuidad más difícil, desde el capitán Juanfran a Barral, Vyntra o Ivanschitz. Ninguno ha recibido noticias en un sentido u otro, pese a que los dos últimos tienen una cláusula por partidos que parece que no alcanzarán. Con Ramis y Uche hay que esperar, mientras que sobre Alcaraz la postura oficial es que continuará si el equipo se salva.