De cuclillas en la banda, esta vez sin el cuerpo para carreras, Emery pedía calma, consciente de que pese a las puñaladas de Gameiro y Reyes el Levante seguía con vida. Quedaba partido y eso que los granotas se habían ido de él varias veces y que Lucas Alcaraz más que a rebato parecía tocar a retirada. Con Mestalla en el horizonte, Barral sorteó desde la ducha la quinta tarjeta con la que sí se chocó Juanfran, mientras que a falta de media hora fue a Simao al que el entrenador quitó del medio.

Por el marcador se extraía la conclusión de que no había nada que hacer, pero la realidad sobre el césped era otra. José Mari le dio con sus pases en largo una última bocanada a un partido que se resistía a desfallecer. La última llama la avivó Uche con un remate tan poco ortodoxo como la mayoría de los 19 a los que se enfrentó Rico, un bombardeo demasiado serio para que el Sevilla ganara sin despeinarse. En un final apretado, sin embargo, el protagonismo volvió a recaer en un viejo conocido como Velasco, que soliviantó a los granotas con sus inauditas interpretaciones, cruciales para disolver el peligro.

Perdió injustamente el Levante ante un Sevilla al que superó claramente en juego y posesión pero no en pegada. Y es que si por algo destacó el rudimentario estilo hispalense fue por la facilidad para generar oportunidades de la nada. Mientras que los méritos para empatar eran del Levante, que amenazaba con tiros de El Zhar y arreones de Rubén, el gol se mascaba en la otra portería. La madera salvó uno de Bacca y Mariño otro del exgranota Iborra, el vórtice de todo su fútbol ofensivo. Más pendiente de tapar sus grietas atrás que de abrirlas delante, Emery se preocupó en reforzar su retaguardia para amarrar un triunfo que se le puso muy de cara y con el que obliga al Valencia a no perder en Bilbao para deshacer el empate a puntos, pese a que el golaveraje es blanquinegro.

De principio a fin, pese a los altibajos, el Levante mereció mejor suerte. Dispuesto a hincarle el diente al partido, salió enchufado y con muy buena presencia, aunque con la mala fortuna de que el primer renuncio le costó un gol. Gameiro recibió un pase filtrado en el área que no cambió la decoración pese a los malos augurios. Sissoko, una de las novedades, malgastó un rechace en la frontal que con la defensa vencida sabía a gol, mientras que El Zhar, otro de los refrescos, empaló una dejada de Toño fruto de la inercia colectiva con la que los azulgranas empujaban. Sin embargo, una cosa fue reponerse del primer mazazo y otra del segundo. A base de desajustes encadenados empezando por Morales y acabando por Mariño, al que Reyes acuchilló por su palo, el Sevilla dejó el partido encarrilado. Apelando a la ley del mínimo esfuerzo, incluso pudo golear antes del descanso aprovechándose de lo grogui que se quedó el Levante, al que la madera salvó del tercero en una falta desde la frontal.

Con un espíritu más vertical, justo en cuanto a fluidez pero con intención, el Levante fue capaz de asediar a Sergio Rico, al que se le acumuló la faena, aunque sin la puntería necesaria para evitar un revés que no le supone un trauma tras el triunfo en Almería pero que es un castigo excesivo. Con Juanfran en el campo, además, se gana en personalidad y garantías. Su sanción y la derrota fueron lo peor de la noche.

Ficha Técnica:

1. Levante: Mariño, Morales, Vyntra, Juanfran, Toño; Simao (Jose Mari, m.65), Sissoko (Casadesús, m.81), El Zhar, Rubén; Barral (Rafael, m.46) y Uche.

2. Sevilla: Sergio Rico, Diogo, Krychowiak, Pareja, Tremoulinas (Fernando Navarro, m.57); Carriço, Kolodziejczak, Vitolo, Iborra, Reyes (Álex Vidal, m.60) y Gameiro (Bacca, m.79).

Goles: 0-1, m.10: Gameiro. 0-2, m.37: Reyes. 1-2, m.73: Uche.

Árbitro: Velasco Carballo. (C. Madrileño). Amonestó por el Levante a Juanfran, Rafael, Toño y Casadesús, y por el Sevilla a Tremoulinas, Diogo, Kolodziejczak, Sergio Rico y Carriço.

Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 30 de la Liga BBVA, disputado en el estadio Ciutat de Valencia ante 12.980 espectadores.