No hace falta remontarse al «vamos a sufrir mucho este año» que Alcaraz dejó de coletilla inmediatamente después de su primer triunfo en el banquillo, a finales de octubre con el Almería, para poner en valor el actual margen clasificatorio. Por muy dolorosa que fuera la derrota en Anoeta, por abultada y por inoportuna, la realidad es que la permanencia está a solo una victoria y quedan tres jornadas por jugar. Un margen de maniobra que cualquiera en Orriols hubiera firmado hace unos meses, cuando el equipo estaba hundido en los puestos de decenso; incluso hace apenas dos semanas, antes de que los triunfos frente a Getafe y Córdoba supusieran el arreón casi definitivo en pos de la conquista del objetivo.

El actual desahogo aún podría ser mayor de confirmarse la sanción de tres puntos que planea desde hace tiempo sobre el Almería, rival directo por la salvación junto a Deportivo, Eibar y, en menor medida, el Getafe. El TAS tiene previsto adoptar una decisión definitiva el miércoles 20, en vísperas de la última jornada de Liga BBVA. Para entonces el Levante estaría al margen de la pelea si gana este domingo al Atlético de Madrid, y andaluces, gallegos o vascos no lo hacen. La visita a Riazor de la semana siguiente ofrecería una nueva posibilidad de atar la permanencia, si es necesaria, antes de cerrar el curso en el Ciutat contra el Elche.

A pesar de su agónica trayectoria a lo largo del curso, con la destitución de Mendilibar incluida, los azulgranas están en condiciones de alcanzar la meta fijada con la misma antelación que en la 13/14. Con Caparrós en el banquillo, los de Orriols solo estuvieron una semana en descenso pero tuvieron que esperar al antepenúltimo duelo liguero para rubricar la salvación. Lo hicieron después de derrotar en casa por 2-0 a los colchoneros, por lo que se podría repetir la historia curiosamente. Este fin de semana es el primero en el que el Levante tiene al alcance el objetivo matemáticamente. Aún habiendo ganado a la Real no lo habría logrado todavía, ya que aventajaría en ocho puntos al Deportivo.

En el peor de los casos, que sería tener que jugarse la permanencia en la última jornada, los de Alcaraz tendrían a su favor el golaveraje con todos sus rivales directos excepto el del Depor. Este quedará determinado en el el futuro enfrentamiento en Riazor, después del empate a cero entre ambos equipos de la primera vuelta.