Con la permanencia matemática en el bolsillo, Lucas Alcaraz ha cambiado su foto de wasap. En vez de alguna de las estampas familiares que suele usar como perfil en compañía de su esposa ´Mati´ y de sus mellizos, María y ´Luquitas´, ahora tiene una captura del videomarcador del Ciutat el pasado domingo con los mensajes ´Som de Primera´ y ´Gràcies afició´, ambos sobre un fondo de barras azulgranas. Es la carta de presentación del entrenador del Levante, que extraoficialmente ya sabe que la decisión de que continúe está tomada.

Alcaraz firmó hasta final de curso más otro opcional si conseguía la permanencia, aunque el club podía rescindirlo unilateralmente previo pago de 200.000 euros, una cláusula de escape que no se ejecutará y que en su día el técnico aceptó incluir en su contrato a petición del presidente. Era octubre y, aunque con todos los números para volver a salir elegido, Quico Catalán se enfrentaba a su reelección en diciembre, motivo por el que argumentó su deseo de no imponerle un entrenador a su hipotético sucesor. El despido entonces de Mendilibar y los problemas con Caparrós, cuya renovación acabó yéndose al traste por el desacuerdo precisamente en una válvula de escape similar, eran el otro telón de fondo.

A nivel interno, desde el propio vestuario ha habido voces partidarias tras el viaje a A Coruña de que se oficialice la continuidad del técnico. Sin embargo, no está previsto hacerlo, ya que el club considera que es innecesario al tratarse de una renovación automática que públicamente nunca se puso en duda, ya que el mensaje ha sido siempre el de que con la salvación en el bolsillo Lucas tenía contrato en vigor. Un final de curso más apretado habría puesto su continuidad en un brete, pero no ha sido el caso gracias a una salvación relativamente desahogada. Al menos, para lo cruda que llegó a estar la que ha sido la temporada más dura desde el regreso a Primera División en 2010.

La apuesta por Alcaraz se perfila como la primera decisión de cara al nuevo proyecto de Manolo Salvador, cuya sintonía con el técnico ha ido a más desde mediados del mercado invernal. Los resultados y el gen competitivo que el granadino le ha inoculado a la plantilla son los grandes avales por los que no va a plantearse un relevo en el banquillo. A día de hoy el director deportivo es el principal valedor de un técnico que no ha conectado con la grada ni con el Consejo pero que ha cumplido con creces y sin necesidad de puntuar en las dos últimas jornadas. Fruto de la relación entre ambos y el presidente, Lucas ha sentido ese respaldo desde semanas atrás, de ahí que se considere innecesario ratificar un acuerdo que se va a respetar.

Como pasó en enero, la opinión del técnico va a volver a tenerse en cuenta en la confección de la nueva plantilla. En este sentido, hay prevista una profunda reestructuración para evitar en la medida de lo posible los apuros que han marcado a fuego varios momentos de la temporada que está a punto de acabar, algo que exigirá la adopción de medidas drásticas. Los planes para subir el listón deportivo pasan por potenciar la inversión en el primer equipo tras una etapa de austeridad.