La alternativa que Robert Sarver ofrece al club ha cobrado mucha fuerza con el paso de los días. Esa es la sensación que queda después de la reunión que mantuvo por espacio de tres horas con los patronos, en la que el proyecto y el discurso del magnate convenció a la mayoría de los presentes. Ahora le queda ganarse a los pequeños accionistas. Porque serán estos, ya que así lo ha defendido desde el principio la Fundación, quienes tengan definitivamente la última palabra respecto al traspaso de la propiedad.

Una de más armas más potentes con las que cuenta el de Arizona, de cara al aficionado de a pie, es su proyecto deportivo. Como afirmó a los miembros del Patronato, durante un exposición en el que también habló un emisario de KPMG y su socio Andy Kohlberg, su intención es situar al Levante en el top ten liguero . Entre cinco y siete años, estima, los de Orriols podrían pugnar por las plazas europeas con Real, Espanyol o Málaga gracias a la inyección económica que ofrece.

Sarver tiene claro que la clasificación de un equipo está en función del presupuesto. De ahí que defendiese a la salida del cónclave, en la que era su primera comparecencia ante la prensa en València, que su plan «es que el club esté en una sólida posición financiera para poder atraer a buenos jugadores». A corto plazo es casi inviable su involucración en refuerzos para este curso; la decisión sobre la venta no se produciría antes de final de agosto o septiembre en el mejor de los casos, cuando se convocaría una Junta General Extraordinaria.

«Parece que las cosas van bien», aseguró el magnate antes de marcharse a su hotel, próximo al lugar de la reunión, donde en los últimos días ha acelerado personalmente los contactos con la comisión negociadora. Nueve fueron las condiciones que esta impuso, de las que ocho ha acabado aceptando (después de llegar a abortar varias veces las reuniones) y una ha quedado por definir: las bases del nuevo convenio club-Fundación.

Entre otras cosas, el yanqui se compromete a comprar las acciones de los minoritarios que así lo deseen a 80 euros, cuando el valor nominal es de 67, durante la ampliación de capital que tiene prevista. También se obligaría a no traspasar la mayoría en cinco años y conceder una opción de recompra a la Fundación una década.

«Están haciendo un buen trabajo, que es asegurarse de que el club está en buenas manos si llegan a un acuerdo con nosotros», dijo Sarver de los miembros de la Fundación. Lo que no desveló es que estos habían tenido que plantarse ante su pretensión (al contrario de lo que en principio se decía) de hacerse con los activos inmobiliarios, esgrimiendo las cargas fiscales „de entre tres y seis millones„ que de lo contrario habrá que afrontar.

El magnate pretendía que la votación definitiva del Patronato fuera hoy mismo, una vez realizada la reunión informativa. Los representantes granotas adujeron la premura de tiempo y la ausencia de muchos patronos para posponer el trámite al martes a las 16 horas. Si una mayoría reforzada (dos tercios) dice entonces que 'no' al traspaso accionarial, se paralizará el proceso; un 'sí' dejaría la última palabra a la junta general, que decidiría si se traspasa la propiedad del Ciutat y Buñol a la Fundación. Según el artículo 160.f. de la Ley de Sociedades de Capital, esta es la que decide por mayoría simple cualquier «adquisición, enajenación o aportación a otra sociedad de activos esenciales. La Fundación se abstendría y una negativa echaría por tierra el proceso.