Con más corazón que ideas, el Levante salvó los muebles gracias a un gol sobre la bocina que le sirvió para poner en orden el marcador y poco más. Con los números en la mano, el resultado fue justo, pero el subidón del final no puede maquillar la realidad. Y es que estuvo al borde de una derrota que no podía permitirse ni por el rival directo que tenía delante ni por el calendario que ha dejado atrás. Tres puntos de 15 contemplan a los granotas, cuya bipolaridad dentro de un mismo partido resulta preocupante. Deyverson, que en otro detalle para el análisis encadena dos jornadas fuera del once titular, no sólo salvó los muebles, sino que neutralizó a 8 segundos del pitido el estado de alarma que a este ritmo va a tardar poco en decretarse.

Una vez más el Levante volvió a tirar de pundonor para reponerse, pero lo cierto es que a base de corazón estuvo mucho rato al borde del fallo cardiaco. Guión, por otra parte, de sobras conocido en el Ciutat, donde el personal va a terminar cogiendo por costumbre lo de ir a remolque a las primeras de cambio. Frente a la virtud de remontar, se sigue pecando del defecto de regalar.

Apeló al corazón el Levante. Y a Morales, que precisamente ante el equipo en el que se curtió y el técnico que le dio la alternativa se erigió en el principal protagonista. Minutos después de que el japonés Inui les hiciera un lío a él y a Toño, se desquitó con un buen gol en el que de paso también se la devolvió al nipón. Y cuando todo parecía perdido, dio la asistencia. De regreso al once, para bien y para mal el pulso granota continúa dependiendo de él más que de ningún otro.

Esta vez el Levante no entró con el pie cambiado al partido, aunque el Eibar tardó poco en trastabillarlo. En el duelo de estilos entre Alcaraz y Mendilibar, el vasco empezó pegando primero con el que a la postre le costó la cabeza en Orriols. Los nervios y nuevamente la incapacidad para salir con el balón jugado fueron la consecuencia del primer gol de Borja Bastón, que premió el buen toque armero y castigó la falta de contundencia local.

Ghilas, que sigue a cero, lo estuvo intentando, pero igual de errático que de costumbre sino más: incluso le arrebató a Casadesús una buena oportunidad. Sin embargo, ni el mallorquín fue esa solución que llegó a proyectarse en Can Barça ni la mejor ocasión hasta los goles estuvo en las botas de un delantero, sino en las de Verza. El alicantino empaló al poste un gran servicio de Lerma, cuya asociación con Morales por la derecha fue lo mejor en ataque junto a las proyecciones de Toño por el lado contrario.

Pero lo bueno duró poco. Justo cuando mejor estaba el Levante llegó un doble cambio obligado por la lesión de Juanfran y las molestias de un Verza que en la batalla de la medular estaba siendo sobrepasado. Por primera vez en lo que va de curso, y forzado por la circunstancias, Alcaraz cambió el sistema a un 4-4-2 con el que tampoco es que el panorama ofensivo pintara mejor. Influyó, además, que faltó tiempo para que entrara en calor. Por un lado, el partido se enfrió con los minutos en los que el juego estuvo parado. Y por el otro, nada más volver del descanso se encajó un 0-2 que hizo presagiar la tragedia. Al final no fue para tanto, pero pese a la alternancia de sensaciones está claro que el crédito no es ilimitado.

- Ficha técnica:

2 - Levante: Rubén, Morales, Trujillo, Feddal, Juanfran (Camarasa, m.39), Toño, Verza (Rubén, m.39), Lerma (Deyverson, m.67), José Mari, Víctor Casadesús y Ghilas.

2 - Eibar: Riesgo, Capa, Dos Santos, Jokic, Juncá, Escalante, Dani García, Keko Gontán (Saúl Berjón, m.61), Adrián, Inui (Ekiza, m.72)y Borja (Sergo Enrich, m.65).

Goles: 0-1, m.11: Borja. 0-2, m.48: Borja. 1-2, m.52: Morales. 2-2, m.90: Deyverson.

Árbitro: Velasco Carballo (comité madrileño). Amonestó por el Levante a José Mari y Deyverson y por el Eibar a Juncá, Borja, Escalante, Capa y Ekiza.

Incidencias: partido correspondiente a la quinta jornada de Liga disputado en el estadio Ciutat de València ante 12.000 espectadores.