A estas alturas, hace cinco años, el Levante había sumado cuatro puntos más que en la actualidad. Un dato lo dice todo de la cruda situación clasificatoria del equipo, necesitado de inmediato de victorias para poder al menos soñar con la gesta de aquella temporada: al equipo de Luis García se le daba por defenestrado al inicio de la segunda vuelta y acabaría salvándose, incluso con una jornada de adelanto, después de sumar 30 puntos de los últimos 54 posibles en la 10/11.

Alejados todavía de las optimistas cuentas de Rubi, que pasarían obligatoriamente por ganar los dos próximos encuentros en el Ciutat (ante Málaga y Rayo), y puntuar entre medias en el Vicente Calderón, los granotas se enfrentan a un partido «terriblemente importante» dentro de ocho días. La expresión es del propio técnico, que ha visto como sus pupilos han vuelto a su estado depresivo previo en las últimas semanas. Sabe que urge reaccionar ya, por lo de contrario correrían el riesgo de verse desahuaciados con antelación. Es lo que pasó en la única de las 10 campañas precedentes en Liga BBVA en la que los azulgranas acabaron en descenso la jornada 16: la 07/08.

Solo en plena agonía de la era Villarreal, con impagos incluidos, el Levante llegó peor a estas alturas. Tenía siete puntos, a más de una decena de la permanencia, a la que realmente nunca aspiró. Hasta en las primeras campañas en la elite del club, las históricas 63/64 y 64/65, en las que cada triunfo valía dos puntos, contaba con 15 y puntos, respectivamente. El Zaragoza, dos años seguidos, es el único que ha logrado salvarse tras alcanzar estas fechas con igual o menos puntos: 10.

A la llegada de Rubi banquillo, los granotas reaccionaron e incluso bordearon la zona tranquila. Ahora, sin embargo, son colistas y con tres puntos de desventaja respecto a la permanencia. Esta la marca el Granada, el último verdugo en el Ciutat. Porque esa es otra; el Levante solo ha sido capaz de ganar a un rival directo en lo que va de curso, el Sporting, lo que complica a priori los gol averajes de cara a posibles desempates finales.

El técnico defendía públicamente tras el 2-0 de San Mamés que su equipo «no merece esta situación». Lo cierto es que el Levante no ha mantenido su portería a cero en los siete compromisos ligueros disputados con él. Si a eso se suma el desacierto ofensivo, a la hora de crear ocasiones y de materializarlas, el panorama es preocupante.

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