El mensaje que emana de Quico Catalán es de calma, a pesar de la tempestuosa situación deportiva del Levante. Mantiene su confianza en Rubi y en el equipo, y, además, a nivel personal, le atrae el reto que supone remontar la peor clasificación liguera a estas alturas en sus seis años de mandato. «Me pone sacar al equipo de esta situación», llegó a decir a los presentes, durante su discurso, en la V Gala de Premios Periodísticos que organizó el club el pasado lunes por la noche.

El presidente no solo defiende ese discurso ambicioso y optimista de cara al público. En la comida de Navidad con jugadores, técnicos y empleados, no dudó tampoco en su apuesta por la salvación. Reconoció que los últimos han sido «seis meses duros» a nivel institucional, al tiempo que vacitinó un cambio de ciclo (para bien) en el semestre venidero. Su obsesión es poner los resultados deportivos de nuevo al nivel de los económicos, para lograr la sexta permanencia consecutiva en Liga BBVA.

El recuerdo de la reacción protagonizada en la segunda mitad de la temporada 10/11, con Luis García en el banquillo, incluso la del año pasado (ya con Lucas Alcaraz de entrenador), aviva la esperanza de los dirigentes azulgranas, con Quico a la cabeza. Todos ellos, eso sí, saben de la importancia del choque liguero del próximo día 30 frente al Málaga, para evitar que la peligrosa espiral se acreciente; una nueva derrota regaría el pesimismo y el nervionismo que los últimos tropiezos han generado en buena parte del levantinismo.

Sin llegar a los 19 puntos que quiere Rubi, en el club apuestan por no dejar escapar la victoria ante los andaluces y al Rayo, en el posterior compromiso en el Ciutat. Así, el Levante acabaría la primera vuelta al menos con 17, y metido de lleno en la lucha por la permanencia. Un objetivo que supondría el desembolso de más de dos millones de euros, en concepto de prima, a la plantilla; a falta de formalizar después de una primera toma de contacto, las cantidades se asemejarán las cantidades de la pasada campaña.

«Salto de calidad» a medias

El presidente defendió durante el verano que el actual curso ofrecía al club la oportunidad de dar «un salto de calidad». A nivel de gasto en fichajes, este ya es palpable, con 6,4 millones de euros desembolsados en total por los servicios de Cuero (3’2), Deyverson (1’8), Trujillo (1) y Mariño (400.000); a nivel de rendimiento, el equipo no ha correspondido al esfuerzo con resultados, lo que ha impedido completar el ambicioso proceso. Este camina en paralelo con los pingües beneficios del nuevo contrato de televisión, otro motivo por el que en Orriols no quieren ni oir hablar de un hipotético descenso, que sí que llegó a contemplar y planificar el propio Quico Catalán a principios de 2015. Entonces, como ahora, el equipo era colista y tenía menos jornadas por delante para salir del pozo.