David Navarro, titular y voz autorizada granota. Más de que de Navidad, tiene «ganas de que llegue» el duelo ante el Málaga para empezar a recuperar terreno. Se queda con que «pese a todo», la salvación está a tiro, y defiende la filosofía de Rubi como si fuera suya. Con 2015 dejará atrás «el peor momento» de su carrera.

¿Con qué ánimo ha afrontado este paro navideño con el equipo colista?

Con ganas de que pasen las fiestas y llegue ya el próximo partido. Tenemos muchas ganas de desquitarnos de las últimas derrotas; por juego estamos mereciendo más, pero no hemos tenido suerte de cara a puerta últimamente.

Entiendo que tiene ganas de volver a ganar. Se ha parado a pensar que pasaría si pierden el partido del día 30 contra el Málaga?

Sino no ganamos, tendremos que continuar. No quedará otro. Ese partido es una auténtica final, es importantísimo para nosotros, pero tenemos que ser fuertes y estar preparados psicológicamente. Quedan todavía muchos puntos y la base del éxito de este vestuario es que no baja los brazos; lo bueno es que además seguimos a solo un partido de la salvación pese a todo.

El problema pueden ser las dudas en torno al equipo y a la propuesta de Rubi, externas y/o internas, generadas por la situación en la tabla.

No hay que darle tantas vueltas. Necesitamos sacar resultados, ya que es eso lo que te refuerza psicológicamente, aunque nosotros estamos trabajando en la línea correcta. Por ejemplo, si hubiéramos marcado la ocasión inicial en San Mamés, seguro que las cosas hubieran sido distintas. Y no hablo de remates desde el borde del área, sino de una oportunidad clara, como también la que tuvo Deyverson contra el Betis después del 0-1.

A falta de más goles, no queda otra que hacerse fuertes atrás.

Sí, eso siempre. Tenemos que tener claro que debemos trabajar para mantener la portería a cero, porque nosotros no tenemos cinco o seis ocasiones claras de gol, pero sí al menos una por partido. Y si esa la metemos, pues perfecto.

A JIM, a Caparrós e incluso a Mendilibar les pidieron que aumentara las medidas de seguridad defensivas para mejorar los resultados del equipo. Después de la experiencia con Alcaraz, y el cambio radical que supuso la llegada de Rubi, ¿cree que será necesario repetir aquello?

La filosofía que teníamos a principios de temporada no la queremos ni la vamos a recuperar, ni mucho menos. Ahora queremos ser protagonistas, tener el balón, al que antes renunciábamos a la espera de que nos sonara la flauta a balón parado o en una contra.

Usted, en su papel de segundo capitán y compañero, ¿cómo ve a Ghilas? Su rendimiento no está siendo acorde con las expectativas y la afición la ha tomado ya con él...

A mí, personalmente, me pareció que en Bilbao hizo un buen partido. Lucho muchísimo durante los 90 minutos, lo que pasa es que le penalizó el desacierto en la jugada inicial. Pero la gente debe comprender que cuando alguien deja de jugar, a su vuelta puede estar falto de cierta confianza o de velocidad mental. Es importante que Ghilas esté al 100 por 100, porque necesitamos sus cualidades y goles.

Usted pasó por un momento muy difícil a principios de curso, cuando Alcaraz no contaba con usted para nada. ¿Se planteó pedir la baja o marcharse ahora, en enero, si hubiera seguido igual todo?

Ni mucho menos. Nunca se me ha pasado por la cabeza irme del Levante. Otra cosa es lo que hubiera pasado a final de temporada, cuando acaba mi contrato, si Lucas hubiera renovado...

Que usted no lo hubiera hecho aunque le hubieran presentado un cheque en blanco, ¿no?

Hombre, mi idea es alargar mi carrera unas temporadas más. Con eso creo que lo digo todo, porque llegó un momento en que sabía que con Alcaraz, pasara lo que pasara, no iba a jugar.

Usted pasó de ser intocable en el equipo, incluso el principal apoyo del técnico en el vestuario, a convertirse en un ´apestado´. ¿Sabe qué pasó? Algo haría para que se produjese ese cambio tan brusco.

No sé qué pasó. Y mira que lo intenté averiguar veces. Cada vez que le preguntaba al míster, me decía que otros compañeros estaban mejor que yo; contra eso no puedes decir nada, no puedes hacer nada.

¿Se puede decir que esa fue la peor etapa en sus 15 años de trayectoria profesional?

Lo pasé mal, sí. Los últimos meses fueron los peores, porque he estado en equipos en los que no he jugado, o he entrado y he salido del equipo. Pero estar arrinconado, como otros compañeros, nunca.

Despejada la incógnita sobre la posible continuidad de Alcaraz en el banquillo, ¿a Navarro le agradaría seguir aquí el año que viene?

A mí, por supuesto.

¿Incluso en Liga Adelante, si el equipo no se salva al final?

No se me pasa por la cabeza el descenso, aunque también digo que no descarto jugar con el Levante en Segunda si hace falta.

Decía al principio que por juego han merecido más. ¿De cuántos puntos estaríamos hablando?

Pues así, a bote pronto, le digo que en Mestalla pudimos empatar o incluso ganar el partido; fuimos superiores la primera hora del derbi y tuvimos las ocasiones de Morales y Roger. En Cornellà merecimos la victoria; y contra el Betis y el Granada, al menos haber empatado. No había hecho la cuenta, pero sería cinco o seis puntos más de los que tenemos.

Esos 16-17 son los que ahora mismo se marcan en el club como objetivo para concluir la primera vuelta. Todo lo que sea sumar de menos se antoja peligroso, ¿no cree?

En cualquier caso, hay que resistir. Si salimos del descenso cuanto antes, mejor; sino, para adelante. El vestuario ya demostró el año pasado que estando juntos se sacan situaciones complicadas. En mi época en el Mallorca, una primera vuelta hicimos 13 puntos y terminamos salvándonos a base de hacernos fuertes como equipo. Peor no lo vamos a tener aquí.

En momentos de crisis, el tópico es que los veteranos, como usted, deben ser lo que cojan el toro por los cuernos.

Los veteranos, pero también los jóvenes. Hay muchos chavales con talento en el equipo, pero tienen que aprender a sufrir, porque solo así crecerán. Es la ley del futbolista: yo con 21 años estaba jugando un Valencia-Madrid, con la presión que eso supone, sin apenas experiencia previa.

A nivel físico, supongo que la Navidad le vendrá bien para cargar pilas después de pasar de cero a cien, en cuanto a oportunidades, con el relevo en el banquillo.

A mi edad no se recupera la forma de un día para otro. No tuve minutos durante varios meses, así que tuve que hacer un sobreesfuerzo cuando Rubi me puso a jugar. Pero yo encantado, y convencido de que todavía puedo dar más de mí en los próximos meses.

Ese es el mensaje que le gustaría transmitir al levantinismo, a nivel individual, en estas fechas. ¿Qué diría a los aficionados a nivel colectivo, como voz autorizada del equipo?

Evidentemente, mi deseo navideño y para 2016 y conseguir la permanencia. Pero eso depende principalmente de nuestro trabajo, así que lo único que pido es que la gente esté con nosotros a muerte hasta el final, sin desfallecer.