Está a punto de acabar un año que para el Levante arrancó hace siglos con un tal Bryan Ruiz y cuyos últimos seis meses, de Sarver a Alcaraz pasando por el colofón del farolillo, han sido los peores desde la resurrección de 2008. Prueba de fuego en toda regla para el club y sus aficionados, que el próximo miércoles despiden su annus horribilis con un partido que, desde luego, no tiene nada de trámite. La visita del Málaga hay que afrontarla como una final para empezar 2016 con el mejor pie posible. Por cierto, muchas gracias señor Tebas por el horario. Fue una lástima que no se le reconociera como es debido en la Gala de los Premios Periodísticos, pese a que su jefa de prensa se permitió bromear al respecto por lo «malo» que es con el asunto de que estas Navidades haya fútbol.

Cables expertos

Hecha la gracia de poner el partido a las 16:00 de un miércoles laborable, hay que hacer piña para que en Orriols se respire el mejor ambiente posible, ya sea a base de niños o de buenas iniciativas como la de ayer. Y es que es momento, sin duda, de arrimar el hombro. De exigir, sí, pero sobre todo de apoyar. El Levante está a una victoria de la zona de permanencia y psicológicamente una buena actuación en casa tiene que ser el punto de apoyo para empezar la remontada. Los resultados son nefastos, pero el trabajo que está haciéndose debe dar sus frutos. Entre Cuero, los retoques que faltan en enero y la tecla que Rubi debe apretar de una vez por todas, el horizonte es infinitamente más alentador que el panorama que se queda atrás. Un camino por el que por supuesto que se han cometido errores, aunque no tantos ni tan funestos seguramente como parece en un momento traumático en el que el equipo no gana ni a tiros. Pese a haber gastado el comodín del técnico, calma. Además de la del club, Rubi también tiene de su parte la confianza de los jugadores.

En especial de los que están llamados a echarle un cable con la experiencia en Primera que a él le falta.

Equilibrios con Ghilas

Tal y como se sabe desde la presentación de Cuero, el mercado se abre el 4 de enero y la del colombiano no será la única cara nueva, algo que por cierto ha ocurrido en todas y cada una de las ventanas abiertas. Manolo Salvador, que como muchos de los que están ahí dentro se está jugando también una final, no se ha quitado el chip de los fichajes. La cuestión, eso sí, es comprobar de lo que es capaz Rubi con los mimbres que tiene. Sobre todo con Ghilas, al que se ha empeñado en recuperar. Pese a que los planetas están alineados para traer a otro delantero, va a continuar siendo así hasta que ya no lo tenga a sus órdenes. Si lo consigue, además de contra pronóstico, será un éxito rotundo tanto del entrenador como del propio futbolista. Un logro en el que también están poniendo su granito desde el club, donde cierran filas a su alrededor. Los equilibrios que hizo el otro día el presidente en un corrillo con periodistas para justificar lo injustificable valen su peso en oro.

Más opiniones de Rafa Marín, aquí