"Estamos convencidos en darle la vuelta a la situación", ratificó Rubi con convicción, en la antesala de un encuentro crucial para el futuro del equipo, la última cita de 2015. El técnico no ocultó la complejidad que rodea la realidad liguera del Levante, pero está convencido de modificar la tendencia que está atravesando el colectivo esta temporada, sobre todo en los encuentros en casa. "Nosotros estamos muy necesitados. Es una evidencia", resaltó el técnico sobre el cara a cara de este miércoles. "Los jugadores están muy metidos, saben que es un partido muy importante. Para Rubi hay una confianza ilimitada en el bloque a partir de las señales que emite. Las señales son positivas, pero los resultados no están llegando.

Es incuestionable que el duelo ante el Málaga "es el primero en el camino" para voltear el 'estado de alarma' que reina en Orriols. El equipo 'boquerón' ha resurgido en las últimas semanas tras tumbar al Rayo y el Atlético de Madrid, y sin duda que es un ejemplo a seguir. "Es un espejo de lo que podemos hacer. Cuando acumulas dos victorias seguidas das un salto en la clasificación si estás abajo", recela Rubi quien, a su juicio, considera que habrá que dejarse el alma para batir a un rival que "está en un momento muy dulce". "Es un muy buen equipo, tiene muchos argumentos. Tiene confianza, marca goles y nos lo va a poner muy difícil, pero nosotros necesitamos la victoria y debemos imponer nuestra idea".

Rubi desdramatizó las sanciones de Feddal y Toño, como también la duda de Juanfran, y con ello la necesidad de remodelar el entramado defensivo: "Tenemos varios jugadores con cuatro tarjetas y otra hornada de jugadores con tres. En los próximos cuatro a ocho partidos se irán cayendo jugadores. Es algo normal. Estás a mitad de la competición y ahora la acumulación de tarjetas empieza a notarse". Para dar el golpe de efecto ante el Málaga, Rubi reclamó el apoyo de la grada. Aunque no duda de su aliento, la complicidad de la situación obliga a incidir en la trascendencia del encuentro. La afición lo sabe, como así lo demostró en el regreso al trabajo en el Ciutat el pasado sábado en el que hubo 3.000 personas respaldándoles. "Nosotros estamos encantados con la afición. Todos lo estamos pasando mal. La situación no es la que nos gustaría, pero siempre nos anima. Vinieron al entrenamiento del sábado y fue una sesión fantástica. En casa no les hemos podido ofrecer una victoria y nos siguen animando. Ese es el camino porque solo podemos exigir el máximo a los jugadores y lo estamos haciendo. Las cosas nos saldrán mejor de lo que nos están saliendo".