"Queda tela que cortar" y "tres equipos a los que adelantar". Con dos ideas, Rubi esboza su pragmático discurso, distante (solo) teóricamente de su atrevida propuesta. No quiere más "confusiones"; el Levante que plantea es el del Calderón o al que le salió "cara" ante el Rayo, aunque con más "continuidad ofensiva" Así, dice, la salvación será cuestión de paciencia.

Es de suponer que cuando aceptó la oferta del Levante no pensaba que le esperaba un paseo en barca, pero tampoco que llegaría a una situación tan límite y tan pronto como la de la última semana.

Obviamente sabía que llegaba al equipo en una situación complicada pero pensaba que nos iba a ir mejor a estas alturas. Tenemos tiempo aún para sacar esto adelante y, al mismo tiempo, espero que la victoria contra el Rayo nos sirva para sacarnos de encima el sentimiento de pena que teníamos por haber desaprovechado oportunidades buenísimas en varios partidos para estar más tranquilos.

­Usted ha dicho públicamente que ve «el vaso medio lleno».

Con el triunfo del sábado estamos con 14 puntos y el Rayo con 15, como el Sporting. Y la salvación la tenemos a tres. Hay mucha tela todavía que cortar; nadie dirá ahora que ya hemos bajado a Segunda.

¿Se considera un entrenador revulsivo? Por sus planteamientos, por su estilo, que ha chocado con lo que había, no parece ese su perfil.

Yo siempre he preferido coger un equipo desde el principio, que es lo que normalmente he hecho, porque tienes todo el verano para trabajar. Pero sí que me considero revulsivo en el Levante al nivel de enchufar a todos los jugadores, no de resultados. Su respuesta desde el primer día ha sido muy buena. Otra cosa es que haya quedado descontento un par de semanas con su rendimiento, como les he dicho a ellos.

¿En qué falló Rubi para que, como usted mismo reconoció, el equipo llegase a involucionar?

Sobre todo en los anteriores partidos en casa, contra Granada y Málaga, a la hora de conseguir que los jugadores no jugaran tan presionados: o les apreté mucho o jugaron demasiado tranquilos porque les dejé ir. En ninguna de las dos ocasiones conseguí lo que quería.

Dé más detalles.

Hay mucha conversación con los jugadores, y como ellos son gente que escucha, pues lo que les diga yo les afecta. En algún prepartido he ido muy duro, a ver si conseguía la excitación del equipo, y no nos ha salido bien. Y cuando lo hicimos al contrario, tampoco. Fuera de casa, en cambio, el equipo se ha activado en todos los partidos utilizando más o menos la misma fórmula anínica. Lo único que intento es jugar un poco al fútbol. Tampoco quiero ser como el Bayern de Múnich, pero cuando no elaboramos un poco nuestro fútbol de ataque, nos cuesta mucho crear ocasiones de gol.

Con la alineación del Vicente Calderón fue duro, sin duda.

Es que el partido contra el Málaga nos había dejado un poso muy malo. De hecho, después de ese partido saltaron chispas en el vestuario. No nos podíamos permitir jugarnos lo que nos estábamos jugando y entrar al partido como lo hicimos.

¿Detectó cierta indolencia? ¿Le dio la sensación de que el equipo no sabía lo qué tenía entre manos?

Eso es. Y se lo dije a ellos. La duda es que no sé hasta qué punto era que no se jugaban nada o que estaban agarrotados. Bloqueados. Durante el partido, aunque fuera un poco, conseguimos crecer al final de la primera parte. No tanto como me hubiera gustado, también lo digo, pero no fue como el inicio. La segunda parte la jugamos en su campo hasta que nos metieron el gol.

Contra el Málaga, como después del descanso ante el Rayo, apostó por jugar con dos punta. La respuesta, sin embargo, fue distinta.

Pusimos dos delanteros para que el equipo tuviera más remate o presencia en el área, en el primer caso, y para poder jugar más directo en el segundo. Pero si no haces para que le llegue a esa gente el balón en condiciones, como pasó ante el Málaga, no sirve de nada. Lo que debo hacer es buscar soluciones, y más porque en los últimos partidos en casa no habíamos marcado.

Para levantar a un equipo, se suele tirar de defensa de cinco y seguridad atrás por encima de otras cosas. Rubi no eligió el camino fácil.

No sé si es lo fácil o no; es una forma más y yo no la comparto. Creo que estos jugadores dan para más, y han demostrado que jugando con defensa de cuatro también pueden defender bien...Si lo mejor que tiene este Levante es que es muy sacrificado, que trabaja todo el mundo. Si damos con la tecla definitivamente en el aspecto positivo, tendremos mucho ganado.

Lo que usted no perdona, como recordó el pasado jueves, es que sus futbolistas no sean valientes sobre el terreno de juego.

Ese discurso lo saben en el vestuario desde el primer día.

¿Qué entiende usted exactamente por valentía?

Siempre pongo el mismo ejemplo a los jugadores: si nosotros venimos con la idea de que se juegue desde atrás, para que la gente de arriba pueda recibir el balón en condiciones y demostrar su calidad, lo que no puedo hacer es que un central en un momento dado pierda un pase y yo decirle que por qué se lo ha jugado. Doy libertad para que de vez en cuando se juegue directo si hay una situación complicada; lo que no puede ser es que ni te ofrezcas para un pase. Si es así, ¿qué podemos ofrecer?

¿Ha habido algún momento en el que ha sentido vértigo a raíz de su apuesta por el fútbol ofensivo?

Vale la pena hasta cierto minuto mantener tu identidad.

¿Hasta cuál? Ante el Espanyol en Liga, por ejemplo, encajaron cuando iban ganando porque les pillaron con los dos laterales incorporados.

En el gol del Espanyol, hay un error táctico porque los dos laterales están a la vez en ataque, pero ese gol te lo marcarán una de cada cien veces porque la jugada acaba si Simao hace falta. Simao me dijo: «míster, me pareció que el árbitro pitaba falta y me paré un segundo». Por eso soltó al rival. Pero vuelto a lo de antes: si nos hubiéramos puesto 0-2, se hubiera acabado el partido. Si te olvidas de ir a por ese 0-2 te vas a pasar media hora aculado, defendiendo, tirándote córners. Otra cosa es que queden 10 minutos; entonces no hace falta ni que suban los laterales.

Para hacer el 0-2 hay que marcar. Y les está costando horrores.

Y lo estamos pagando. Partidos a los que hemos llegado a la segunda mitad o al final igualados, o un gol por debajo, hay un montón. Si hubiéramos marcado un gol en cada uno de esos partidos, tendríamos muchos más puntos... En el campo del Espanyol, en Bilbao, en Madrid, en Mestalla. Creo que los jugadores hacen muy bien lo que se les pide y les estaba faltando ese puntito de acierto para adelántarse en el marcador. Por suerte, contra el Rayo no salió cara.

Hay tres caminos para anotar más goles. Cambiar la forma de jugar, a los jugadores que alinea o firmar gol en el mercado invernal.

El fallo no es solo del que mete o no goles. Si tampoco generas mucho, es difícil para cualquiera. Por eso he ido dando oportunidades a todos los delanteros para ver si alguno conseguía tener esa lucidez ofensiva. En cuanto al estilo, cuando hemos hecho algo diferente, hemos tenido menos ocasiones de gol. Ocurrió ante Málaga o Granada, cuando dejamos de dar cuatro pases seguidos, de conseguir algo que hacíamos bien.

¿Y qué piensa de buscar goles en el mercado?

No quiero vender el discurso de que no estoy contento con la plantilla que tengo, porque sino ni siquiera hubiera venido. Está claro que si encontramos un futbolista que palíe nuestras carencias, lo vamos a acoger con los brazos abiertos. Pero todos. Los primeros, los jugadores.

Por lo que poco que se ha visto a Cuero, es velocidad y desborde. ¿Cuadra más con las características de Deyverson, por la capacidad rematadora de este último?

Estoy de acuerdo en que uno de los mensajes debe ser que cuando juegue Cuero, si consigue desbordar, y para eso hay que hacerle llegar balones, a lo mejor la capacidad de remate de Deyverson le va mejor por su potencia aérea. Pero también hay veces que para que un extremo explote su velocidad debe tener al lado a un punta de descarga. Nabil, por ejemplo, se asocia bien y puede ayudar a plantarse solo a Cuero delante del portero.

A su llegada advirtió de que había jugadores que debían dar más de sí. Entre ellos se encontraría lógicamente Nabil Ghilas, al que ha dado continuidad en las últimas semanas.

Continuidad han tenido más o menos todos. Cuando llegué, Roger llevaba unos partidos de titular y tuvo dos más. Luego entró en la alineación Deyverson, que tuvo lafortuna de marcar en Gijón y siguió unos cuantos partidos más. Y últimamente la está teniendo Nabil. El problema de esto es que culpas al delantero si no se marca. Son gente que a nivel defensivo están cumpliendo de 10, y les falta algo a nivel ofensivo. Pero fíjese que los goles no son cosa de los delanteros, como quedó claro contra el Rayo. Los extremos, como hizo Morales, también deben meter algunos; quienes más lo han hecho han sido los interiores. Jeffo, Camarasa, Simao, Verza en Copa. Aún así, todos tenemos que exigirnos más.

Se la está jugando por Ghilas...

No me la estoy jugando. Cuando llegué, para mí Nabil no estaba en su peso ideal. Ha hecho un trabajo que, aquí dentro, no tengo ningún reproche ningún día, y aún así ha sido el último que ha tenido una oportunidad. Fui consecuente con lo que yo creía: «No estás lo bien que creo que debes estar y te ha tocado esperar». Yo sé que hay jugadores que entran con mejor y peor pie en los clubes, pero yo debo intentar sacar el máximo rendimiento a todos.

Las penurias rematadoras del equipo chirrían aún más con Rafael Martins, jugador de su agrado y propiedad del Levante, cedido en Portugal y sin posible vuelta ahora por exceso de extracomunitarios.

No puedo decir mucho a ese respecto. Cuando hablas con la dirección deportiva, salen nombres, y en este caso no puede ser. No quiero dar una imagen de estar solo obsesionado con el delantero. Si mi equipo juega como en ciertos momentos contra el Rayo; como en el Calderón; o como contra el Espanyol, vamos a meter goles. Ahora, si lo deja de hacer...

En su discurso prioriza una y otra vez la necesidad de hacer llegar más balones a los delanteros. ¿Directa o indirectamente está reclamando la llegada de un mediapunta?

En Girona y Valladolid, los dos anteriores equipos que he dirigido, sí que es verdad que casi siempre hemos jugado con un 4-2-3-1, con la figura de Jandro u Óscar González de mediapuntas. Entendíamos que eran jugadores que si estaban bien, podían marcar diferencias, nos la jugábamos un poco por ellos. En nuestro equipo, sin embargo, tenemos centrocampistas muy válidos y no es tan necesario. Además, hay que tener en cuenta que hemos pasado de jugar con defensa de cinco a una de cuatro, lo que hace que pongas solo dos pivotes en el centro del campo; cada vez hay menos gente de perfil de ayudar en defensa, por lo que para apostar por un mediapunta tiene que ser un crack. Si es así, ya nos adaptaremos y buscaremos cómo hacer para el equipo se sienta protegido a pesar de que haya menos gente defensiva.

La imagen del Calderón y el triunfo ante el Rayo le habrán servido para cargar pilas personalmente, ¿no?

Yo no he bajado la guardia en ningún momento. Sí que he tenido díaas de tristeza, de igual modo que cuando no gano un partido aunque esté en mitad de tabla. Vamos, que cuando vaya muy bien no me vais a ver muy eufórico, en plan protagonista.

Los puntos se sumaron ante el Rayo. Aún así, ¿se puede situar el punto de inflexión en Madrid?

Veníamos de un partido flojo, el más flojo de todos, y en un escenario como el Calderón se hizo un trabajo muy bueno. Y con ocho cambios en el equipo, unos obligados y otros menos, por sanción y demás. Lo que confirma eso es que en una plantilla a nuestro nivel, que no sea de los seis mejores de la Liga, los jugadores tienen sus características diferentes un nivel parejo, Lo importante es acertar con quien está mejor en cada momento. Otra cosa es que haya alguien que lo meta todo. En ese caso, aunque no esté a su nivel, habrá que ponerlo. Estábamos buscando algo que nos permitiera hacer más daño. No era cambiar por cambiar.

¿Le llegó el rumor de que se había planteado dimitir después de la derrota contra el Málaga?

Me pilló frío. No sé de dónde sale ni por qué. Igual alguien me vio con la cabeza baja ese día. Me fastidia darle cuerda a eso, porque es 0 por 100 verdad.

¿Se considera bien tratado?

Muy bien tratado. Por eso muchas veces estoy triste. Porque me sabe mal la situación del equipo.

En sus cuentas, ¿cuántos puntos llevaría el equipo? Semanas atrás decía que quería estar «cerca de 19» al acabar la primera vuelta y se ha tenido que conformar con 14.

No sé, la verdad. Dije cerca de 19, pensando en al menos ganar los dos de casa y hacer 17. Ahora el discurso cambia: olvídate de la puntuación e intenta pasar a tres equipo. Lo que no deberíamos es estar actualmente solo con 14.

La capitanía de Verza contra el Atlético dio mucho que hablar. Fue una decisión suya.

Sí, fue una decisión mía. Entendí que en ese partido podía asumir un rol importante. De los jugadores que teníamos en el once, era el que más minutos llevaba en Primera. Y por su forma de ser, además, me gusta cómo se dirige a los demás. A mí me gusta que el capitán sea un centrocampista, en la medida de lo posible, por la posición en el campo, así que si se vuelve a producir una situación igual, insistiré otra vez en Verza. El caso es que con las personas que podían sentirse afectadas por esa decisión, ya hablé. Mi mensaje a ellos es que si nos preocupamos por esto... hay muchas cosas más importantes.

Al propio Verza le sorprendió.

A él le preocupaba por si a algún compañero le sentaba mal. Solo eso. Si hubiera escogido un capitán sin personalidad, podríais decir que me había equivocado; no es el caso. El único problema es que lleva poco tiempo en el club.

¿Le falta personalidad al equipo?

Personalidad, no. El equipo es aguerrido, incómodo, compite. Quizá sí le falta algo de liderazgo, y por supuesto de acierto. También, que a veces se ha confudido y ha querido jugar a otras cosas.

Su propuesta y la de Mendilibar es bastante similar. ¿Sabe que hay quien afirmar que los veteranos del vestuario forzaron la destitución del actual técnico del Eibar?

Me sorprender porque la gente que manda en este club tiene los criterios muy claros como para atender a lo que puedan querer uno o dos jugadores. Lo que tengo entendido es todo lo contrario, que en situaciones muy negativas para ellos, los veteranos no han incendiado el vestuario. Habrá jugadores más o menos contentos, en función de lo que juegan, pero diría que todos me respetan. Cuando hablo, me escuchan.

¿Qué le puede aportar Juanfran? Vamos, ¿cómo va de carrete?

Está con la lesión en el pie, aunque con muchas ganas de volver. Pero aún tiene cosas que aportar.

Su cambio al descanso contra el Málaga parecía decir lo contrario.

Ya lo dije entonces. Ese cambio fue una mezcla: se llevó un golpe en el dedo gordo del pie y quería tener más salida con José Mari.

¿Les quedan 19 finales o unas van a ser más que las otras?

Del cero al 10, todas van a ser 10. La situación era de emergencia ante el Rayo, y sigue siéndolo. Hay que encadenar un par de resultados más buenos, porque si entonces pierdes, tendrás cierto colchón.

Vamos, que hay que apretar los dientes y no soltar ya hasta que acabe la temporada.

Los jugadores tienen muy claro lo que nos estamos jugando. Y han visto el diferente final ante Málaga y Rayo, en situaciones parecidas, en función de lo que ellos hacen.

Lleva diez jornadas en el banquillo. ¿Se puede decir que su filosofía ya está implantada?

La idea de juego está ya muy marcada. Ahora hay ir puliendo todas las semanas diferentes aspectos, porque me gustaría prolongar los buenos momentos. Al equipo le falta continuidad a nivel ofensivo. El resto, lo tenemos más o menos controlado. Tenemos que conseguir meter en un aprieto a los de arriba. Poder decirles: «habéis tenido tres ocasiones claras de gol y no las habéis metido».