De fichaje «chollo», como así lo catalogó Manolo Salvador, a uno de los vértices del próximo proyecto, el del regreso a la Liga BBVA. Al margen de la elección del director deportivo, y con ello del entrenador, Quico Catalán tiene claro que el nuevo Levante debe girar alrededor de Jefferson Lerma. Deportiva y económicamente, lo cierto es que el ‘8’ es un negocio atractivo, pero de momento a largo plazo, que está por encima de las incógnitas que ahora planean en Orriols. Vinculado hasta 2020 y con una cláusula de rescisión de 30 millones, el club sabe que tiene entre manos a un descubrimiento de 21 años que se ha convertido en algo más que en la revelación granota de la Liga.

Por muchos equipos españoles y extranjeros que durante toda la temporada se han interesado por los parámetros contractuales del ‘cafetero’, y todavía lo siguen haciendo, y que incluso han sondeado por cuánto podría salir, Lerma no tiene precio de venta. Una situación que el jugador ya conoce y que acepta porque le motiva la responsabilidad de ser uno de los líderes de la ‘operación ascenso’, aunque inicialmente pueda suponer un paso atrás en su progresión tras dar el salto a Europa el pasado verano en Primera. Quico no solo entiende que debe ser uno de los indiscutibles en Segunda sino que está convencido de que su cotización va a subir mucho más si se asciende.

Aunque la decisión de ejecutar la opción de compra estaba tomada, Jefferson llegó al cupo de 25 partidos oficiales (con un mínimo de 45 minutos) ante el Deportivo en Riazor (19 de marzo), que obligaba al Levante a desembolsar los 600.000 euros de su traspaso al Atlético Huila, sin contar los 300.000 del préstamo inicial. Un formalismo unilateral para los granotas más que otra cosa. Llegó con la temporada empezada y, a falta de la última jornada en Vallecas, terminará como el segundo jugador con más minutos, solamente superado por Morales. Un fijo con Alcaraz y todavía más con Rubi, en cualquier posición de la medular y también como improvisado lateral derecho. Pese a aterrizar desde la Liga colombiana y sin apenas referencia por el desconocimiento colectivo, su adaptación ha sido meteórica. Sobresale de su amplio repertorio su despliegue físico (jornada tras jornada es el que más kilómetros recorre), los pocos balones que pierde y que progresivamente ha ido ganando protagonismo desde el momento que ha dejado a un lado su corrección para asumir más riesgos. «Cumple en cualquier posición del centro del campo. Lerma es un portento físico que puede jugar hasta en la banda», dijo Manolo Salvador, que ya no ejerce en el club tras anunciarse su adiós como director deportivo, sobre uno de sus últimos aciertos.

Que Lerma no se marchara al Preolímpico con la sub-23 de su país para la eliminatoria ante Estados Unidos para ayudar al Levante no le ha cerrado las puertas de los Juegos Olímpicos. Tras el 1-1 en la ida de la repesca en Barranquilla, el delantero Roger Martínez se convirtió en el héroe ‘cafetero’ al marcar los dos goles del último billete a Río. Colombia vuelve a unas Olimpiadas tras 24 años de ausencia, desde Barcelona 92. El seleccionador Carlos Alberto ‘Piscis’ Restrepo dará el martes la lista definitiva y en ella, salvo sorpresa, no faltará Lerma, que incluso ya está en la órbita de la absoluta. En su quinta participación, Colombia conforma el ‘grupo de la muerte’ junto a Nigeria, oro en Atlanta 96, Suecia, los campeones de Europa sub’21, y Japón.