Espinosa no es el que más luce ni el que marca los goles, pero es el que nunca falla. Los números lo respaldan como el MVP granota. Incluso en la primera derrota de la temporada. En Córdoba, con una media de acierto en el pase del 82 por ciento, se confirmó como el indiscutible metrónomo ofensivo de Muñiz. Al talaverano no le quema la pelota y sabe casi siempre qué hacer con ella. Por ejemplo, en un partido de atasco generalizado que acabó con Abraham y Chema colgándola desde el centro del campo, él dio cuatro asistencias, metió cuatro centros y repartió hasta 63 pases. El que más.

Salvando la distancias, lo de ‘Espiniesta’ no es gratuito. Se lo pusieron en el Almería y para él es un orgullo. Como Iniesta, es manchego, captado para La Masía de niño y juega en una posición similar. En el Barcelona han llegado a entrenar juntos y en cierto sentido Andrés lo llegó a apadrinar. «Es mi ídolo. Me he fijado siempre en él», dice el granota, que curiosamente y para colmo también tiene una bodega propia familiar (Grupo Goesa) a la que dedica una parte de su tiempo libre junto a la escuela del UD Talavera.

Curtido en Segunda División

Desde su llegada, para Muñiz es un fijo. No en vano, con 142 partidos (14 goles y 16 asistencias) es uno de los levantinistas más curtidos en la categoría pese a sus 24 años. Forjado en el Barça B mejor clasificado de la historia, se fue al Villarreal tras ofrecerle el club culé renovar, pero con contrato del filial. Con Marcelino jugó y marcó en Europa, pero desapareció de los onces y encadenó dos cesiones: al Almería en Primera, con el que descendió, y al Elche en Segunda, con el que jugó 38 partidos. Este curso debe despegar, después de rechazar ofertas de varios clubes europeos.