Es difícil, muy difícil que a este Levante lo pillen en un renuncio y se le vayan puntos. No ocurrió tampoco en el Martínez Valero, donde a falta de brillantez los granotas tiraron de la eficacia que caracteriza a los equipos que ascienden. Esta vez fue suficiente con una falta de Campaña nada más volver del descanso para amarrar los tres puntos. Es lo que tiene que detrás haya un cerrojo a prueba de llaves maestras. El Elche no supo en ningún momento como girar el pomo de la puerta para abrir un partido cerrado a cal y canto a partir del gol, una de las pocas acciones en las que los granotas dispararon entre palos.

Marque a balón parado o con mil y un rebotes, el Levante continúa siendo el equipo más fiable de la categoría. El liderato, desde luego, no es casualidad. Tampoco lo fue que siendo el tercer partido en siete días Muñiz volviera a meterle mano al once. El objetivo, tanto dosificar esfuerzos como implicar al máximo personal posible. Con tres cambios en defensa, uno de ellos obligado por las molestias de Postigo, en el centro del campo la novedad fue Montañés y sobre todo el regreso de Natxo Insa. El cerebro, reoxigenado ante el Atlético Sevilla, fue de nuevo titular en detrimento de Lerma. Tanto el once como la convocatoria en sí estuvo plagada de decisiones muy de entrenador, desde el descarte técnico de Rafael a la titularidad pese a estar entre algodones de Morales, a la postre capitán por la rotación de Pedro López.

Si está bien no hay duda de que Natxo Insa es quien mejor mueve al equipo en el centro del campo. Lo demostró de buenas a primeras en un arranque notable aunque no arrollador. En ataque los de Muñiz estuvieron engrasados, aunque una vez más por lo que destacaron fue por la silicona que los unió entre líneas. Sin apenas un palmo entre ellas, el Elche no supo dónde meterse y desde luego lo tuvo imposible por el centro. Mención especial, por cierto, merece el joven Róber Pier, que se agigantó junto a Chema.

En líneas generales la manija fue granota pero las ocasiones franjiverdes. Y es que el Elche se las apañó en la primera parte para prácticamente de la nada sacarse de la manga dos oportunidades. Ambas las protagonizó el gigante Guillermo Fernández en su duelo particular con otro cachorro como Raúl. En la primera le ganó la posición a Iván, pero el portero respondió pese al fuera de juego injusto que le pitaron. En la segunda, legal porque Abraham lo rompía, volvió a encontrar guantes. Muy bien otra vez el puerta, determinante en esa acción al borde del descanso y sólo sospechoso en un par de salidas de puños.

Más que peligro lo del Levante fue agobiar, sobre todo por la banda derecha de Montañés, aunque sin profundidad. Campaña, con más autonomía, no acabó de enchufarse, ni Espinosa encontró el sitio alrededor del área. Tampoco Roger, pese a que todos sus disparos desde lejos llevaban buen enfoque. Tuvo que ser a balón parado, aunque invalidado a la postre, como llegó el primer aviso. Sin duda premonitorio del gol de Campaña, cuyo golpeo perfecto al borde del área sorprendió limpiamente a Juan Carlos.

Con el marcador a favor fue cuando el Levante se sintió realmente cómodo lazando contragolpes. Así es como llegaron las mejores oportunidades, ya fuese a lomos de Morales o de un Roger esta vez lejos del área. Apagados, se fueron Espinosa y el 'Moro', pero la tónica siguió igual. En los contragolpes el Levante generaba con facilidad superioridad numérica, pero lo que realmente amilanaba al Elche era la sensación de infranqueabilidad en defensa. Desesperados, los de Toril acabaron muriendo en disparos desde casa o encomendándose al balón parado. Solamente cosquillas.