Rafael Martins cumplirá el año que le queda de contrato salvo que llegue una oferta como mínimo de entre cuatro y cinco millones de euros. En esas cantidades el Levante estaría dispuesto a estudiar la salida de un delantero que convence a Muñiz pero por el que Tito no ha acabado de mover ficha. «Si el club quiere que me quede, llamarán a mi agente y hablarán», señaló el ariete el pasado 20 de julio. Desde entonces, con la concentración en Campoamor de por medio, no ha habido novedad pese a la voluntad del director deportivo por actualizar su situación. Y es que se corre el riesgo de que vuelva a hacer una buena temporada y que el próximo junio, con 28 años, se marche libre.

Una de las peculiaridades que empujan al Levante a tasarlo por lo alto es que a Rafael, cuya cláusula de rescisión son 15 millones, le corresponde el 50 por ciento de un hipotético traspaso. El club accedió a que se reservara un porcentaje con el recuerdo fresco del aliciente que supuso para Caicedo, Koné y Martins. Hay que tener en cuenta, además, que el brasileño tuvo que partirse la cara con el Audax por su carta de libertad. Apartado de la dinámica del grupo, aquella pelea derivó en que llegara a València fuera de forma. Tras un curso en el que había marcado 15 goles con el Vitoria de Setúbal, aterrizó con sobrepeso, sufrió dos lesiones musculares y para colmo tras el adiós de Mendilibar no contó para Alcaraz. Un único gol en competición oficial fue el resultado de un primer año aciago de granota.

Elogiado por Muñiz de puertas para adentro por su predisposición y profesionalidad, Rafael ha salvado el corte de los extracomunitarios y gracias a sus 20 goles en 30 partidos con el Moreirense es un delantero con tirón en el mercado. Eso sí, hoy por hoy no el suficiente. Ninguno de los interesados ha cristalizado su interés en ofertas que hagan dudar al club. No lo hizo el Moreirense con la suya de tres millones el pasado enero y tampoco lo han hecho ahora los que han ido acercándose, del Gremio al Setúbal pasando por el Braga. También el mercado chino, pese a los cantos de sirena, ha pasado de largo. Y el Eibar, que llegó a estudiar su cesión.

«Hace mes y medio, el club habló con mi representante y le dijo que como me quedaba un año de contrato y había hecho una buena temporada en Portugal, quizá lo mejor era venderme», reconoció Rafael, que tiene claro que hasta que el mercado cierre «no sabe qué va a pasar» Por él no hay problema: «Si al final me quedo, lo haré ilusionado porque el Levante es para mí un equipo de Primera y va a hacer todo lo posible por ascender».

La pelota se encuentra en estos momentos en el tejado del Levante, que de momento y tras la cesión de Deyverson al Alavés está conforme con una delantera formada por el brasileño más Roger y Víctor Casadesús. Eso sí, por si las moscas, al mercado de delanteros no se le quita ojo. Quique González, en la órbita de Osasuna, y el bético Álex Alegría han sido dos de los ´nueves´ en el punto de mira de los técnicos.