Aunque Roger, que ya lleva la friolera de siete goles, continúa de dulce, no habría estado de más tener también a Quique González para asegurar el tiro del ascenso. El delantero del Almería, cuyo precio era prohibitivo, ratificó sus credenciales precisamente ante un Levante que lo tuvo a tiro todo el verano. Además de ser una pesadilla constante para Chema y Postigo y marcar un doblete, el vallisoletano terminó frustrando la remontada en el penúltimo arreón con un cabezazo de esos a los que llegan pocos. Fue el carpetazo a un partido abierto y a ratos alocado en el que pudo pasar de todo. Visto su mal arranque, el Levante ganó un punto. Sin embargo, visto también su poderío para rectificar, perdió dos.

[Batalla campal en la previa del Almería - Levante]

Vestido con la senyera, lo que demostró el Levante es que hay líder para rato. Incluso en un día en el que iba corto de banquillo tuvo los suficientes registros y repertorio para rectificar a tiempo después de otro arranque para olvidar. Sin Natxo Insa y con Verza de titular en su regreso a la que le habría gustado que volviese a ser su casa, el Almería le encontró rápido las vueltas. Y eso que por las dos primeras acciones lo que se presagiaba era lo contrario. A Jason, cuando estaba a bocajarro, le hizo la cobra el balón, mientras que Joaquín Fernández debió ser expulsado por una patada a Morales al borde de la agresión. Para colmo, antes del cuarto de hora Azeez, el otro hombre del centro del campo, se fue lesionado.

No estaba aun así cómodo el Levante, al que para más inri le estaban dando estopa. El penalti absurdo de Abraham Minero por manos vino a demostrarlo. Otro error grosero, como el de Postigo hace una semana, con el que el partido se puso cuesta arriba. Por suerte, eso sí, al descanso se llegó perdiendo por la mínima. El Levante intentó responder a base de impulsos pero el que lo tuvo que sostener fue Raúl Fernández. El portero, que a lo largo de los 90 y pico minutos hizo justicia a aquello de que no sabes por dónde metérsela, se estiró hasta la escuadra para blocar un cabezazo de Joaquín. Y a la media hora tuvo el privilegio de que se le apareciera la virgen en forma de poste tras una acción en la que Postigo midió mal y hubo dos dejadas de tacón con la defensa totalmente patas arriba.

Como ocurrió en Elche, el intermedio le vino de perlas al Levante para reajustarse. Con Montañés en el campo, Morales se fue para adentro y, sin ser su mejor partido, en su primera intervención desde ahí habilitó en profundidad a Roger para que empatara. El goleador, en estado de gracia y para no ser menos que Quique, tiró de manual en el mano a mano pese a que Casto llegó a tocar. De golpe y porrazo, el partido volvió a ser granota. Tanto que acto seguido se obró la remontada. Esta vez gracias al guante de Postigo, que con un pase en profundidad rompió la línea para que Roger, siempre al quite, asistiera con un paso atrás a Jason. Otra vez volvían a marcar los repescados, responsables cuando se va la luz de enchufar al equipo.

Con el marcador a favor, Muñiz se desgañitó para estrechar el campo y juntar líneas, aunque aun así el Almería encontró espacios. Los granotas, con empachos de balón por parte de Roger y Morales y habiendo perdido a Jason en el fragor de la batalla, no tuvieron otro remedio que achicar agua. Especialmente Chema, que estuvo providencial con un robo en última instancia al omnipresente Quique cuando encaraba a Raúl. Sin embargo, la torre de la defensa ya no fue capaz de ganarle la partida en el salto del 2-2. Un resultado que en plena avalancha parecía bueno pese a que el partido acabó con el exgranota Trujillo jugándose la expulsión para cortar un contragolpe mortal de necesidad en el descuento.