Coincidiendo justo con el día en el que se cumplían dos años del golazo ante el Valencia, sin duda uno de sus momentos cumbres, Morales apareció en la Ciudad Deportiva de Buñol con el pelo rubio platino. Un cambio de look por el que pasó Roger hace unos días pero que sorprende especialmente en el caso del Comandante, ese futbolista del que Alcaraz dijo que «si fuera tatuado o ´pelao´ todo el mundo lo querría». La anécdota de su peinado, chocante por el contraste de la frondosa barba negra que lo caracteriza, sirve de metáfora de su arranque de temporada. Y es que el ´Moro´ sigue buscando jornada tras jornada volver por sus fueros. Sin goles todavía en su haber aunque con la confianza de Muñiz intacta pese a las últimas sustituciones, el Levante lo necesita para superar el bache de juego y resultados que confirmó la derrota en el Tartiere contra el Oviedo. Un bajón que no ha afectado al liderato pero que sí podría propiciar novedades en el once ante el Rayo.

Titular en todos los partidos, fue el día del Zaragoza cuando Morales dio su mejor versión dándole a Jason una asistencia y provocando un penalti. Aunque se quedó sin marcar, parecía su despegue. Así lo entendió también la grada, que arrancó el curso versionando la canción de la Eurocopa en su honor. El ´Morales on fire´, sin embargo, ha bajado de volumen pese a que su crédito en el Ciutat continúa estando intacto. «Está muy tranquilo, lo veo muy animado. Lo que tiene que hacer es seguir trabajando y a final de temporada marcará cinco o siete goles y dará asistencias. Además, ayuda al equipo. Hay veces que no valoramos todo, valoramos mucho el gol y no el resto. Tarde o temprano volveremos a ver al Morales del inicio de temporada», explicaba hace unas semanas Muñiz, que desde su llegada ha apostado sin fisuras por él, hasta el punto incluso de nombrarlo capitán con el voto de calidad que se reservó en la pretemporada.

Pese a los visibles síntomas de ansiedad en determinadas jugadas, lo cierto es que Morales está acusando también el bache de juego de las últimas jornadas, en las que por banda apenas se ha generado peligro y el balón ha sido un medio desconocido. Sin embargo, el actual tampoco es el primer bajón del madrileño. Sin ir más lejos, la temporada pasada la empezó de suplente y tras tocar techo ante el Getafe (3-0) el día que Rubi aseguró que estaba «para la selección», al final bajó el pistón. Pese al descenso, el Comandante rechazó en verano distintas ofertas, entre ellas una del Olympiacos griego y sobre todo una del Eibar, que ofreció 150.000 euros por su cesión, lo que le valió de tanteo para mantener su salario de Primera en Segunda. «Lo que pretende es defender su contrato, más que demostrar que quiere irse. No está generando ninguna situación de fuerza para salir, ya que asume la posición del club», declaraba entonces Quico. Con dos temporadas más de contrato y una tercera adicional por partidos, en el Levante incluso no se descarta a futuro otra renovación.