Faltó el gol de Morales. La fiesta habría sido redonda con el Comandante, mil y un cambios de look después, rompiendo su maleficio contra la portería contraria. Pero nada. Pese a marcarse una buena actuación individual, no hay manera. En el mano a mano contra José Juan, el madrileño lo hizo todo bien excepto que el balón acabara en la red en vez de en el poste. Sin duda, el sino de toda la tarde para los granotas, a cuyo aluvión de fútbol y oportunidades se le resistía el premio. Y es que, abonado últimamente a las victorias por la mínima en casa, fue injusto que el Levante ganara sólo de penalti. Méritos hizo, y de sobra, tanto para no acabar pasando por apuros como para haber goleado a un Lugo que no estuvo a la altura del envite.

Protagonistas hubo a destajo. Del goleador Roger, artillero de LaLiga 1|2|3 y en el foco del fútbol inglés, a un Morales especialmente entonado, un espectacular Campaña o un Rubén de nuevo efervescente. El líder, en líneas generales, se marcó un partidazo de principio a fin. Posiblemente el mejor de la temporada. Intenso, vertical y amo y señor del centro del campo, los de Muñiz lanzaron dos balones a la madera, sólo se vieron en apuros al término de las dos mitades y demostraron una vez más estar en el camino correcto para volver a Primera por la vía rápida. Con independencia del mercado de enero, la candidatura granota es a prueba de bombas.

Tremendamente fresco después del eterno parón y metido desde el primer minuto, el Levante confirmó que no ha perdido el buen tono con el que terminó el año. Al son de Campaña, que jugó como flotando por el césped, los granotas arrollaron a un Lugo que no chutó a puerta hasta la última acción antes del descanso. Fue, eso sí, una oportunidad en toda regla. Pedraza se deshizo de Pedro y chutó bajo y cruzado para que Raúl volviera a convertirse en ese gigante al que "no sabes por dónde metérsela". Habría sido un chasco gordo verse por detrás cuando lo normal a esas alturas es el que el partido estuviese ya decantado.

Si algo se hizo patente fue que el liderato del Levante sería mucho más apabullante con un plus de puntería y de fortuna. Por ejemplo la que le faltó a Roger en un disparo que también se le fue a la madera. A pase del estiloso Postigo, el Pistolero controló con el pecho y resolvió con un remate cruzado al segundo poste marca de la casa. Fue cuestión de dos centímetros, igual que lo había sido antes de medio segundo cargar la pierna en el área pequeña. O de que Morales hubiera picado un palmo otro de sus remates.

Con una línea de presión alta, el Lugo aguantó en pie gracias en buena medida a la permisividad del árbitro. A Campaña lo acribillaron a faltas, mientras que Natxo Insa jugó desde el principio con la nariz reventada. Que el Ciutat celebrara como un gol las amarillas a los gallegos fue sintomático de lo que ocurría en el campo, donde con el paso adelante de Espinosa tampoco alcanzaba para marcar. El partido, sin embargo, por mucho que se apretara, apestaba a gol granota.

Hasta que acabó llegando. Con la misma firma que la mayoría de los de esta temporada. Por supuesto, la de Roger, pura energía en la celebración. Arrollado por la espalda, él se lo fabricó y él lo transformó. Con clase y autoridad. Faltaban 20 minutos y Orriols respiraba. El partido ya no se escapaba. Jugando así, tampoco lo hará el ascenso.