-¿Nervioso con la cuenta atrás?

-Tenemos muchas ganas. El juego que llevo en las redes sociales al final es un jueguecito, si luego no ascendemos me harán un 'zas' en toda la boca. Aún así tengo mucha confianza en todo el equipo. Tenemos muchas ganas de ascender. Esta mañana cuando he entrado al vestuario se respiraba un ambiente especial y espero que la cuenta atrás ponga final el sábado y no haya que continuar.

-Ahora no será como en Cádiz. Si se gana al Oviedo, habemus ascenso en el Ciutat.

-Depende exclusivamente de nosotros. Llevamos semanas en las que, pese a que el equipo no está haciendo buen juego, estamos puntuando y estamos manteniendo la diferencia y este fin de semana, si se da como se tiene que dar, debería conseguirse el ascenso a Primera División.

-Llega tras el descenso de la temporada pasada. Un año después, reacción del equipo. ¿Se quita la espinita clavada?

-Al final era lo que todos deseábamos. Que el ascenso llegara en casa, delante de nuestra afición, con nuestra familia, con todo el estadio lleno y esperemos que así sea. Queremos que sea un ascenso que no se olvide. Pese a que el equipo ha trabajado muy duro para conseguir esa distancia he visto por ahí que era lo que se tenía que hacer. Todo lo contrario. La temporada ha sido durísima pese a que nosotros abrimos una brecha importante de puntos y a eso sí que no hay que restarle ningún mérito.

-¿Tiene la sensación de que no se valora el último mes del equipo?

-Creo que ya no solo la afición, todo el mundo se ha acostumbrado a lo bueno. Hace un año estábamos muy jodidos y creo que tanto la secretaría técnica, como los jugadores que nos hemos quedado aquí, sabíamos que era una categoría complicada y lo hemos sabido transmitir a la gente nueva. El primer día el míster lo dijo. Sabía a lo que venía.

-El dos de mayo del curso pasado le anularon un gol legal en un partido que terminó por confirmar el descenso de categoría. ¿El sábado ya se quita esa fecha de la cabeza?

-Claro. Aquel día se nos va a quedar en la memoria de forma negativa. Son fechas que te marcan y a mí se me quedó grabado que el equipo que apostó por mí en el fútbol profesional descendiera de categoría conmigo sobre el césped. Me eché a la espalda cierta responsabilidad que igual no merecía, pero al final el fútbol te devuelve todo lo bueno que has hecho y creo que este sábado, si se consigue, es un buen regalo para nosotros. Para los que estuvimos ahí, para la afición y para los nuevos que llegaron el pasado verano.

-En menos de un año se logra revertir la situación. ¿A quién asocia el mérito de la reacción?

-Es un premio al colectivo. Ves equipos que bajaron y que llevan dos años por no descender a Segunda B y nosotros no ha sido así. Cambiamos el chip rápido y tanto los directores deportivos, entrenadores y plantilla sabían lo importante que es competir de manera regular en esta liga. Los resultados han sido increíbles, en menos de un año volveremos, y hay que quedarse con lo bueno. Sobre todo, que la gente no quite mérito a lo que hemos conseguido. Sí era una obligación devolver al equipo a la máxima categoría pero el cómo lo hemos conseguido debe añadir mayor importancia a cómo hemos logrado esta meta marcada a principio de año.

-En los últimos partidos, parecía que los rivales (Getafe y Cádiz) tenían más necesidad. Con el ascenso a mano, ya no se puede especular.

„Al final inconscientemente miras la clasificación y ves que tienes mucho margen y tú sales a jugar, a ganar, y no es que salgas sin tensión, quieres vencer al rival. Pero sí que es cierto que ves que en un partido no salen las cosas e igual pues piensas en que todavía tienes un buen colchón de puntos.

-El Oviedo viene con mucho en juego pero tendrá que darse cuenta desde el inicio de lo que puede lograr el Levante. ¿Le puede influir al rival?

-Con esa idea tenemos que jugar también. Ellos vienen aquí y el ambiente tiene que ser espectacular. Ellos luchan para meterse en promoción de ascenso. Ellos tienen esa pelea, no vienen aquí sin nada en juego. Nosotros no podemos especular con el resultado. El equipo tiene que salir concentrado. El partido va a durar 93 o 94 minutos y en cualquier momento podemos generar ocasiones y marcar el gol. Si pasan los minutos y el marcador sigue 0-0 que no nos pueda la ansiedad. El equipo tiene madurez, lo ha demostrado y tiene que seguir por esa línea.

-¿Qué destacaría del equipo?

-No nos desenchufamos nunca. Seguimos y seguimos persiguiendo el objetivo. Tener un gran carácter competitivo es importante y eso ha quedado claro. Hay momentos en los que el equipo sufre, pero de repente, con poquito, generamos ocasiones. Eso también habla bien de la mentalidad. Roger por ejemplo está que lo mete casi todo. Jason también está aportando muchos goles y los demás pues ponemos nuestro granito de arena por aportar y ayudar y creo que se valora poco.

-¿Prevalece por tanto muchas veces lo emocional por delante de lo futbolístico para los jugadores?

-Cuando uno piensa en que puede hacer feliz a mucha más gente de la que cree y que ve a gente, en mi casa, como este año que lo he pasado muy mal porque he perdido a un familiar cercano. A veces, lo que quieres es que tú familia vuelva a sonreir. Han sido momentos complicados. Lo emocional tiene que hacer que vueles, que no pares de correr, que vayas al choque. Eso vale mucho más que lo futbolístico.

-Sobre unas palabras que ha dicho antes. ¿Le molesta que no se haya valorado al máximo el año de Morales entre los aficionados?

-A muchos futbolistas se les mide en muchas ocasiones solo por lo que aportan en ataque, o por lo que aportan en defensa. Al final, a mí se me ha considerado antes un jugador de mucha aportación en ataque pero este año está siendo todo lo contrario. Desgraciadamente no estoy sumando la cifra de goles que nos gustaría a todos, pero creo que estoy haciendo un trabajo muy bueno defensivamente.

-¿Ha pensado si se convierte en el goleador del ascenso qué va a hacer?

-Lo que se te vaya ocurriendo en ese momento. Por mucho que lo piense. Creo que me volvería un poco loco... o podría quedarme lo más tranquilo del mundo y hacer la celebración del Comandante como si no estuviera pasando nada y fuera un partido más. Al final te sale toda la adrenalina y no sabes por dónde vas a salir. Vivir esos momentos de meter un gol y que pueda servir para que el equipo ascienda pues no tiene palabras, por mucho que lo quieras pensar, hasta que no llega ese momento, si llega. Si marco el gol en realidad es un partido para una celebración épica. Como la de Messi el otro día en el Bernabéu o otras celebraciones importantes. Yo he pensando alguna locura, pero no la voy a desvelar todavía.

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