Menudo sufrimiento para rescatar un punto con sabor a Primera División. El ascenso no será matemático esta jornada, pero como si lo hubiera sido después de una prueba de resistencia de las que hacen historia. El líder era consciente de la necesidad de no dejarse sorprender por un Cádiz con unas características similares al Getafe en la parcela ofensiva, pero lo que se le desbordó hasta la máxima expresión fue el acoso de una segunda parte agónica. La necesidad de los puntos era gadiatana que se aferró a un Carranza entregado para seguir vivo en la pelea por la promoción. En el regreso a donde comenzó su condición de cerrojo de LaLiga 1|2|3, aunque en Copa, Raúl Fernández se activó en un momento. Rápido a los pies de Salvi, que le hizo plancha y le pidió perdón. Muñiz se decidió por Róber Pier y con Casadesús junto a Roger. Del balear, entre líneas, nació el primer aviso de un líder que controló el 'temporal' esperado del Cádiz. Las transiciones defensa-ataque, con Salvi, Aketxe, Ortuño y, sobre todo Álvaro, obligaban a todos a multiplicarse.

Había que estar atento a esos fogonazos y también en las imprecisiones en la retaguardia local en la salida del balón. Lástima que el control de Morales, a los 22 minutos, tras una recuperación de Jason, se le fue ligeramente largo. Y poco después fue Sankaré el que evitó que el pase de Roger dejara solo al propio 'Comandante'. Hubo una tercera de Campaña, que tampoco pudo conectar con Jason. Entre tanta amenaza sin acierto, Roger no se arrugaba ante las dos torres defensivas de Álvaro. El Levante pisaba el área y, lo que era más importante, no se resquebrajaba atrás. El propósito estaba claro y ninguno quería dejar escapar la oportunidad de dar el golpe definitivo. De esta pelea tuvo que tirar la toalla Postigo tras un golpetazo en una acción aérea. Quiso seguir, lo intentó, pero tuvo que pedir el cambio. Entró Saveljich, que reaparecía tras su desplante en el cambio del cambio ante el Mirandés y Róber Pier siguió en la medular junto a Campaña. Del relevo obligado de Postigo se pasó a la alegría. Otro penalti, transformado por Roger por una manos de Sankaré, muy protestadas por el Carranza. Era lo que faltaba para enloquecer todavía más un partido con tanto en juego.

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La segunda parte comenzó con otro encontronazo, esta vez entre Raúl Fernández y Sankaré. Valiente el guardameta granota al salir de puños en un saque de esquina ante la contundencia del central amarillo. Era evidente que la desventaja obligaría al Cádiz a desmelenarse. Entre Pedro López, y el colegiado que decretó falta, Garrido rozó el empate en un testarazo. Antes Roger, en una nueva demostración de ansiedad de la zaga andaluz, remató de primeras. A la siguiente sí que llegó el 1-1, de Salvi, con un latigazo tras el rechace de un primer remate de Álvaro a travesaño. 'Sí se puede', entonaba un estadio desatado. Otro paradón de Raúl, ahora a Garrido, precedido de un posible derribo dentro del área de Chema, convirtió el encuentro en una pesadilla amarilla. Menudo vendaval. En otra acción en velocidad, Salvi puso un centro medido que Ortuño, incomprensiblemente, mandó al palo.

El sufrimiento era desorbitado. Muñiz decidió reforzar la banda izquierda con Abraham, sentó a Jason y mandó a Morales a la banda derecha. El líder entonaba el 'Resistiré' como podía y dio un atisbo de desquitarse del agobio con un remate desviado de Víctor Casadesús. El encuentro se le estaba haciendo eterno al Levante. Ahora fue Chema el que apareció para desviar a córner otra acción de peligro en una falta lateral. Pocos respiros daban los cadistas. En uno de esos, Alberto Cifuentes tuvo que intervenir por primera vez a un lanzamiento envenenado de Morales. Para Saveljich, prácticamente inédito hasta el momento, fue un ejercicio de supervivencia. Aketxe también se topó con Raúl en dos ocasiones. Todos defendían por una recompensa de Primera División. Hasta un Juan Muñoz que no tenía minutos de su gol del triunfo ante el Elche.

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