Camarasa y Deyverson, especialmente el primero, fueron dos de los culebrones el pasado verano en clave granota y lo cierto es que un año después tienen toda la pinta de volver a serlo. Y es que, teniendo contrato en vigor, el final de sus respectivas cesiones al Alavés es el pistoletazo de salida para que tanto ellos, que no quieren volver, como el Levante, que no los tiene en cuenta de cara al próximo proyecto, tomen cartas en el asunto. Pese a ir de más a menos, los dos se han revalorizado en el cuadro vitoriano y todavía lo habrían hecho más si el internacional sub-21 no se hubiese quedado fuera de la última convocatoria de Celades y si el brasileño hubiese tenido mejor puntería en la segunda vuelta en lugar de bajar el pistón. Detrás del mensaje de que deportivamente se cuenta con ellos está la estrategia clara del club granota, debido al deterioro en las relaciones existentes, de sacarles el máximo partido, ya que se exigirá traspaso.

Perfectamente consciente de que hoy por hoy son las dos grandes patatas calientes que tiene en la mesa, el Levante tiene en este momento la sartén por el mango y se encuentra incluso en disposición de poder solucionar ambos casos por la vía rápida. Y es que encima de la mesa hay propuestas de otros equipos interesados en ambos y que estarían dispuestos a rascarse el bolsillo. Ahora, eso sí, depende de que las ofertas se concreten oficialmente y de que se decida cuál es su precio de salida.

Lo cierto es que para Muñiz, y de cara a preservar la armonía dentro del vestuario, sería un alivio arrancar la pretemporada con este problema resuelto. Se evitarían así situaciones tan tensas como las vividas en sus primeros días al frente del equipo, cuando Camarasa pasó de negarse a entrenar a hacerlo en solitario o cuando Deyverson demostró que tenía la cabeza puesta en cualquier sitio menos en el Levante.

En el caso de Camarasa, aunque desde Orriols aseguran que no hay constancia de mayores novedades, uno de los clubes a los que más fuerte se le ha empezado a vincular es el Betis. El canterano, vinculado también a posibles salidas en Inglaterra, se encuentra ya de vacaciones fuera de España y a la espera de noticias, mientras que desde el club se apunta la misma idea de siempre sobre que son ellos los que tienen que dar el primer paso para dialogar. En última instancia, eso sí, será el Consejo quien autorice los traspasos por un valor inferior al de su cláusula de rescisión. En el caso de Camarasa, 12 kilos, una cantidad a la que ni por asomo se aproximó en su día el Espanyol, cuya puja no pasó de 1,5 millones. En el de Deyverson son 15. También por Deyverson ha habido que esperar poco para que llamasen a la puerta los primeros interesados, primero pidiendo precio y después tanteando al club, que ya rechazó una tentativa en torno a los 4 millones hace escasas semanas.

Los 7 millones de la opción

Para el Levante, y en especial para Quico Catalán como principal responsable de los tiras y aflojas en las negociaciones de las últimas campañas, el techo está mucho más alto. Si no ya en la cláusula, sí al menos en los 7 millones de euros de opción que tenía el Alavés por el 80 por ciento de sus derechos, una cláusula que comunicó que no iba a ejecutar y que en su día trató de rebajar. El delantero brasileño, por su parte, se ha dejado querer para continuar en Vitoria, aunque salvo cambio de planes su futuro apunta a otro cambio de aires. Con experiencia además de en LaLiga en Portugal y Alemania, es precisamente en el extranjero es donde mejor cartel tiene. Procedente del Os Belenenses, Deyverson costó 1,8 millones en el verano de 2015 y de ese montante ya se han recuperado los 400.000 euros de la cesión al Alavés, montante del que ya se han recuperado los 400.000 del préstamo. Con su salida el Levante se amortizarían los dos años de contrato que todavía le quedan, más un tercero opcional, y se liberaría de paso una plaza más de extracomunitario en la plantilla.

Si las gestiones van a buen ritmo y no se enquistan, el Levante volvería al trabajo (6 de julio son las pruebas médicas) ya la próxima temporada sin dos jugadores que difícilmente acabarían teniendo hueco en la plantilla de Muñiz. Y es que pese a que a nivel deportivo ambos podrían tener encaje, sobre todo Camarasa, la realidad es que se tnoja difícil que ambos pudiesen reincorporarse a la dinámica de un equipo en el que no quieren estar ni tampoco el club que estén.