Aunque los dos están ya a las órdenes de Muñiz, Nano Mesa y Erick Cabaco han sido presentados este lunesNano MesaErick Cabaco oficialmente en el Ciutat. Una puesta de largo, la de los dos últimos fichajes, que llega tras el sinsabor del cierre del mercado. Pese a ponerse públicamente el objetivo de fichar un central «de experiencia y jerarquía», a sus 22 años Cabaco no responde al perfil que radiografió Tito. Y lo mismo ocurre con Nano, si bien su candidatura a la delantera no fue una elección improvisada. El tinerfeño fue una de las opciones cuando se fichó a Juan Muñoz y a lo largo del verano se volvió a valorar la posibilidad de traerlo, aunque nunca como primera opción. El desenlace con Lucas Pérez y Adrián Ramos, sin embargo, precipitó que los granotas se interpusieran en su cesión al Tenerife. Con el visto bueno de Muñiz, que tenía fijación con Lucas, la elección final fue la de rescatar a Nano del Eibar antes que apostar económicamente por algún delantero de renombre sin tenerlas todas consigo, caso de Niane o Borja. Más allá del rendimiento que ofrezcan en el campo, sobre el papel ninguno de los delanteros en plantilla asegura un balance de goles en Primera División superior a la decena.

Pese a las prisas de última hora, lo cierto es que el Levante, ascendido con antelación, peinó el mercado antes de que se desataran las hostilidades. Su primer objetivo fue Sergio León, pero fue imposible coger en un renuncio al Betis y pronto quedó descartado como futurible.

Las grandes apuestas fueron realmente Lucas PérezLucas Pérez, por el que no quedaba otra que esperarse al último suspiro, y Adrián Ramos, por el que la estrategia fue diametralmente opuesta. Una vez el Arsenal dio luz verde a que saliera cedido trascendió un acuerdo entre clubes de cinco millones entre fijo, variables y la ficha, pero Lucas siempre mantuvo que su prioridad era volver al Deportivo. Tras pasar el fin de semana en A Coruña, el Levante se dio por vencido, aunque según explicó Quico Catalán el club no había perdido mientras tanto ningún otro tren. Para entonces, eso sí, estaba totalmente descartada la otra gran opción, la de Adrián Ramos.

El cafetero, a diferencia de Lucas, quería jugar en el Levante. De hecho, se llegó a un acuerdo personal con él, pero no con el Granada ni su propietario chino, a los que nunca se trasladó una oferta ni de cesión ni de traspaso. El resultado fue que el plante de Adrián resultó en balde y que a última hora la respuesta al primer sondeo entre clubes fue que por menos de 10 millones no salía.

Sin Lucas ni Adrián estaba el vacío o Adama Niane. Sin embargo, el delantero malí del Troyes, recién ascendido a Ligue 1, no generaba el suficiente consenso entre Carmelo y Tito, las dos cabezas deportivas del club, como para afrontar un traspaso de 4 millones. Los contactos se habían reactivado días atrás, sobre la mesa del internacional, dispuesto a adoptar una postura de fuerza, había una propuesta de cuatro años, e incluso hubo un último sondeo ya sobre la bocina. Pero nunca llegó a pasarse una oferta formal por él.

A partir de ahí, a la desesperada. Por Duván Zapata se hizo una oferta de 1,5 millones para traerlo cedido, pero lo estaban traspasardo por 18. Y por Miguel Borja una de un millón entre fijo y variables cuando el Oporto le ofrecía 10 al Palmeiras. La suerte, en efecto, estaba echada.