Si no fuera por su extravagante normalidad, Djené Dakoman seguramente jugaría este mediodía en el Levante y no en su rival, el Getafe. Interés por él hubo el pasado verano; y oferta también. Sin embargo el defensa togolés, de acuerdo en los detalles económicos y deportivos, prefirió decir ‘no’ a los granotas por motivos personales: para vivir otra vez al abrigo del extrarradio madrileño. Como sucediera entre 2014 y 2016, cuando militara en el Alcorcón y tuviera ya como entrenador a Pepe Bordalás. Muñiz fue su otro mentor en Santo Domingo, e igualmente valedor de su posible (y finalmente fallido) fichaje.

La del togolés, una de las caras más amables del arranque liguero por su potencia y pegajosa marca, era una de las primeras apuestas para completar la retaguardia azulgrana. Por su polivalencia, además, hubiera reforzado al mismo tiempo el lateral derecho y sobre todo el eje de la zaga. Su rol es el que a última hora se le encomendaría a Cabaco, frustrado el aterrizaje por ejemplo del brasileño Marcelo.

Ahí hubiera peleado por un puesto con Postigo, Róber y Chema, con quien había compartido el vestuario local del Santo Domingo. Aquel Alcorcón 15/16 deparó a Muñiz varios ‘hijos’ deportivos, como se ha llegado a llamar coloquialmente de puertas hacia adentro a futbolistas a los que hizo triunfar y ha querido arrastrar hasta el proyecto del Levante: antes que a Djené, a Campaña, al de Caudete y al ahora exiliado Natxo Insa.

La historia humana de Djené se ha propagado por la España futbolística en cuestión de semanas. Ha sido enfrentarse al Madrid (así funciona el negocio casi siempre) y darse a conocer un futbolista de LaLiga Santander poco común. Djené va a entrenar en tren y vive en una vivienda sin grandes lujos, como un mileurista cualquiera. También sufre las angustias propias de la mayoría de inmigrantes: ha estado mucho tiempo alejado de su familia y su hijo, de cinco años, por cuestiones burocráticas. «Con el fútbol estoy salvando a los míos», reconoce orgulloso, cada vez que le pregunta, el africano.

Su padre confeccionaba ropa para que él pudiera jugar al fútbol. El esfuerzo valió la pena, aunque también el empeño del defensa y la inestimable ayuda de sus dos primeros técnicos en España. Bordalás es para él «como un hermano» al que contarle sus problemas hasta en la distancia: en la 16/17, cuando defendía los intereses del Sint-Truiden belga, que comparte dueño (Roland Duchatelet) con el Alcorcón.

El togolés se ha comprometido con el Getafe hasta 2021. Con el conjunto alfarero y su matriz, Djené tenía contrato hasta 2018. Lo había renovado dos años antes, después de sorprender con sus prestaciones en Alcorcón y de sobreponerse a mil y un problemas con su visado. Su llegada había sido por la puerta de atrás, en forma de mes de prueba procedente del Cotonsport camerunés, en 2014. Fue Bordalás quien detectó entonces en él un enorme potencial, que desarrollaría el siguiente curso con Muñiz. El togolés tiene «un gran respeto» por el técnico del Levante, que le alineó en todos los partidos que las lesiones, sanciones y compromisos de selección se lo permitieron. «Me ayudó con el fútbol y con lo de fuera, con consejos de familia», apuntaba al respecto hace poco el africano.