Con exhibiciones como la del último precedente en la máxima categoría en casa ante el Getafe se consolidó el sobrenombre del Comandante para MoralesGetafe Comandante para Morales. Normal que fuera ovacionado por un Ciutat entregado a su compromiso cuando Rubi decidió relevarlo por Cuero. Aquella noche del 19 de febrero de 2016, Orriols se enganchó a la vida, aunque de nada le acabó sirviendo. El Levante resistía aferrado a las botas del ‘Moro’. Un partido perfecto: marcó el primer tanto, forzó el penalti del segundo de ‘Beppe’ Rossi y asistió a Verdú en el definitivo 3-0. «No somos dependientes de él, pero es el jugador que está teniendo una lucidez en ataque espectacular, no solamente con goles sino en jugadas en las que interviene pero espero la aparición de más jugadores. Está en un momento extraordinario, está de selección», afirmaba el técnico de Vilasar de Mar tras la inyección de moral. Su inicio de 2016 fue diabólico, con cinco goles y cuatro asistencias en esos primeros ocho encuentros.

Fue una victoria con muchas lecturas positivas, pero un nombre propio. Un 3-0 esperanzador que, de paso, sirvió para que el ‘Geta’ se metiera en problemas, de los que no pudo acabar saliendo, al atar solamente 10 puntos de los últimos 39. Morales fue el que más creyó en el sueño de la permanencia. El fogonazo de más lucidez entre tanta niebla. Y lo hizo hasta el último suspiro y siendo zarandeando en primera persona por Vicandi en Málaga con el incomprensible gol que le anuló antes de la defunción matemática. En un momento delicado se echó el equipo a la espaldas.

En el último Levante-Getafe en la cúspide nacional, el Comandante se marcó una primera parte descomunal, en la que abrió el marcador con un tanto antológico, con un eslalon por la banda izquierda marca de la casa para acabar ingresando en el área y batir a Guaita con un disparo raso colocado al palo largo. A dos minutos del descanso, un mal control de Vergini en un rechace lo aprovechó para recortarle en el área y provocar un claro penalti del central argentino, que Rossi transformó en el 2-0 justo antes del descanso. Y ya en la segunda parte encontró en Verdú un socio perfecto. Entre los dos fabricaron el tercer tanto que finiquitó la confrontación: asistencia y definición con sutileza del catalán que había llegado a préstamo en el mercado de invierno.

Un ‘plan B’ en el carril diestro

La visita del Getafe aparece de nuevo en el calendario del ‘11’ para poder desmelenarse. Comenzó este curso 17/18 como un ciclón, pero la expulsión ante el Deportivo le dejó sin poder participar en dos partidos señalados, le frenó y en el Ciutat tienen ganas de otro saludo del Comandante como aquel 19 de febrero del año pasado. Le marcó a Villarreal y Real Sociedad, ambos desde los once metros, y hoy arrancará en banda derecha, con Ivi en la opuesta, y siempre sobrevolando la posibilidad de poder acabar de lateral si el panorama se tuerce. Este curso no ha dado resultado esta variación: la primera ante los gallegos acabó con el extremo madrileño en la ducha antes de tiempo y contra el Alavés no solamente no sirvió para generar más fútbol por la acumulación de efectivos en ataque y subsanar el 0-1 de Munir sino que llegó el segundo de Álvaro Medrán.

Siempre será especial para Morales poder medirse al Getafe. Se crió en la localidad del sur de Madrid, pero a diferencia de Postigo, que pasó por el filial, e Ivi, que incluso debutó en el primer equipo, no ha estado vinculado en ningún momento con el conjunto azulón. Sí que se ha dejado ver alguna vez como espectador por el Coliseum Alfonso Pérez. Por ejemplo en el Getafe-Almería de la temporada del ascenso de ambos que supuso la destitución de Esnáider y el aterrizaje en el banquillo del ahora técnico José Bordalás.