Tomo prestada la reflexión de un miembro de la expedición granota, el cual defendía horas antes del partido que «un empate supone sumar un punto más; una victoria, acabar con la (crisis)». Crisis entre paréntesis, porque la persona en cuestión había dejado la frase por terminar, a diferencia de lo que sucedería con la faena de Muñiz y sus chicos después. Fue redonda, con un lavado de cara notable en la primera mitad y dos goles en la segunda. El golpe de gracia lo daría Jason, que tenía ganas; y el 0-1 corrió por cuenta de Doukouré, un nuevo Black Power. El marfileño aprovechó la celebración para manifestarse además en contra de la esclavitud.

Con su inapelable cabezazo, después de un centro al corazón del área de Toño, Cheick zarandeó el avispero insular y mandó un mensaje en clave granota. A la UD Las Palmas le sobraron los últimos 20 minutos, porque bajó los brazos escandalosamente y quedó a merced de los cambios (sin sentido ni perdón en la grada) de un Ayestaran al que le quedan horas. En Orriols queda claro, o debería, que hay más plantilla y fichajes válidos de los que inicialmente podía parecer. El rendimiento individual y sobre todo colectivo de los 45 minutos, con una presión alta y un manejo del choque inaudito prácticamente hasta en los tiempos de vino y rosas azulgranas, lo habían anticipado.

Con un par de incursiones y otros tantos lanzamientos de falta, Bardhi se encargó de sacar adelante al Levante cuando peor lo estaba pasando. A la vuelta del descanso, y tras una contra bien trenzada en la que el disparo Jason se había chocado con los guantes de Lizoian, los canarios se soltaron y tuvieron los puntos en sus manos. En la ocasión más clara, sin embargo, Oier no falló y despejó un zurdazo de Vitolo que a la postre predecería el 0-1.

[if IE 9]><link rel='stylesheet' type='text/css' href='http://widget.cloud.opta.net/2.0/css/ie9.widgets.opta.css' media='screen'/><![endif][if IE 8]><link rel='stylesheet' type='text/css' href='http://widget.cloud.opta.net/2.0/css/ie8.widgets.opta.css' media='screen'/><![endif][if IE 7]><link rel='stylesheet' type='text/css' href='http://widget.cloud.opta.net/2.0/css/ie7.widgets.opta.css' media='screen'/><![endif]

Solo cuando los de Muñiz habían tenido que coger aire, Las Palmas había inquietado en el primer tiempo. El gol bien anulado a Calleri y otro remate peligroso suyo recordaron que en cualquier maratón, por muy bien preparada que esta, siempre hay 'muros' que superar. Por lo demás, los granotas habían corrido como jabatos. El primero, Enes Ünal, quien a falta de gol dejaría una sensación de peligro y de saber hacer casi continua.

El turco tuvo la primera opción clara de abrir el marcador, pero le faltó potencia colocación a su disparo. En su segunda aparición, Lizoain evitaría que su envío desde la derecha llegara a Morales, quien no había enviado entre palos el centro con el que Shaq le había agasajado anteriormente. Con el yanqui (más que correcto en su debut como titular en LaLiga) y sobre todo Toño, el Levante contaba con laterales con mucho recorrido.

Y con Campaña sorprendentemente de '6', mayor manejo de balón. Doukouré pasaba el aspirador constantemente en el centro del campo, evitando impurezas, y solo una indecisión de Postigo en una salida del balón provocó un momentáneo estado de nervios. Quien no perdió la compostura en ningún momento fue Oier, quien llegaría a pisar el balón en el área pequeña ante la presión de dos delanteros rivales, todavía con 0-0, como si nada. Una prueba más de que el golpe de timón de Muñiz en la alineación había valido la pena.

[if IE 9]><link rel='stylesheet' type='text/css' href='http://widget.cloud.opta.net/2.0/css/ie9.widgets.opta.css' media='screen'/><![endif][if IE 8]><link rel='stylesheet' type='text/css' href='http://widget.cloud.opta.net/2.0/css/ie8.widgets.opta.css' media='screen'/><![endif][if IE 7]><link rel='stylesheet' type='text/css' href='http://widget.cloud.opta.net/2.0/css/ie7.widgets.opta.css' media='screen'/><![endif]