Digeridas la primera crisis de resultados y la nueva oleada de lesiones, los granotas han organizado este jueves una comida de grupo. La ha pagado Erick Cabaco, como antes o después les ha tocado o les tocará a todos los recién llegados. El ágape, celebrado después del entrenamiento en Buñol, ha servido para reforzar el sentimiento de pertenencia a la plantilla tras el triunfo ante la UD Las Palmas y en vísperas del áspero encuentro liguero ante el Atlético.

Quienes no han estado han sido Alex Alegría, operado una semana antes de la rodilla y que ya no regresará a Orriols; y Toño, que tenía otros compromisos personales. Tampoco Muñiz ni el resto de técnicos o personal del primer equipo. Sí que han acudido el canterano Shaq Moore, el fichaje más reciente (Enes Ünal) y la larga retahila de lesionados. Incluso Iván, quien se ha personado en el restaurante en el coche de Chema y con muletas en ristre. El lateral estará de baja hasta verano después de su rotura de ligamentos.

Un punto de encuentro habitual

El buen ambiente reinante en el vestuario, reforzado por el triunfo en Las Palmas, se ha hecho extensible a la comida. Los jugadores no han dudado en fotografiarse juntos antes de compartir mesa y mantel en un establecimiento que se ha convertido en habitual para este tipo de citas: el torrentino Divino Pecado, del que el capitán Pedro López es copropietario.

La comida llega en un momento importante, una vez reagrupada la plantilla después de los compromisos internacionales de principios de mes. A la vuelta de estos, además, los granotas demostraron haber recuperado el hambre y el buen juego en el Estadio de Gran Canaria. Conseguir un segundo triunfo, que permitiría encadenar seis puntos por primera vez en lo que va de curso, es el propósito con el que todos ha salido del establecimiento.