Después de haber bajado al barro en La Rosaleda por exigencias del guión, Enis Bardhi se vistió de nuevo de largo. Se puso guapo este domingo para recibir el reconocimiento más importante de su carrera: el premio al mejor jugador macedonio que juega en el exterior. El mediapunta granota viajó a Sköpje, la capital, para participar en la gala de los Macedonian Football Awards, de la que el Levante ha ofrecido imágenes en redes sociales.

No han sido sus prestaciones en el Levante, en el que recaló en verano, las que le valieron el galardón. Este se circunscribe a la temporada 16/17, en la que Enis militase en el Úpjest húngaro y anotase 12 goles en 33 partidos. Sus mayores logros fueron con la sub-21, a la que comandó hasta la primera fase final de una Eurocopa en la historia del fútbol macedonio. Ya en la misma, además, anotó dos dianas.

Bardhi se impuso en la elección final a dos compañeros de la absoluta, en la que ya se estrenado como goleador y se ha afianzado como titular en lo que va de curso: el delantero del Palermo Ilija Nestorovski y el veterano Goran Pandev, ahora en las filas de Genoa. Este último, ex de Nápoles, Inter o Galatasaray, es el jugador más laureado en su país; ha ganado el torneo que por primera vez recogió Enis en media docena de oportunidades.

El ‘10’ cogió el petate y dejó su zona de confort para triunfar como profesional nada más alcanzar la mayoría de edad. Del Shkupi macedonio se marchó en 2013 al juvenil del Bröndby danés, desde el que seis meses después pasaría al Prespa Birlik sueco. Allí fue donde lo descubrieron y captaron rápidamente los técnicos del Üpjest.

Más desgaste del habitual

Como Muñiz reconoció en la rueda de prensa posterior, el ‘10’ azulgrana terminó «muy cansado» ante el Málaga. Un desgaste en el que mucho tuvo que ver su participación como doble pivote junto a Campaña, por la carestía de alternativas con la que tuvo que conformar la medular. Sin un pivote defensivo claro, y decidido a reservar al canterano Hacen para la segunda mitad, el asturiano juntó a sus dos centrocampistas de mayor creación y les exigió sobre todo contención. Habilidad que ambos habían expuesto previamente, pero elevada a la máxima potencia el viernes.

Bardhi se puso el mono de trabajo, como ya le había tocado hacer el 17 de noviembre de 2016 en su primer partido en España, con la absoluta macedonia ante la Roja. Tuvo que destruir más que construir, y de ahí las cinco faltas cometidas y solo una recibida. Enis no pudo ni siquiera probar fortuna de cara a puerta ante los costasoleños, ya fuera de falta o en jugada, como consecuencia del pragmatismo ortodoxo propuesto el viernes por Muñiz: aguantar el empate para intentar ganar en la recta final, como el Levante pudo hacer en el malogrado mano a mano de Nano Mesa frente a Roberto.