Es difícil no ver el penaltazo de Muñoz sobre Ünal, pero más todavía un partido en que el Levante gane en Orriols. Entre una y otra cosa, van seis partidos seguidos sin lograr la victoria en casa. Dos puntos sobre 18 posibles, que se antojan tan escasos como el descuento aplicado por Jaime Latre en la segunda mitad después de las reiteradas pérdidas de tiempo de Cuéllar.

Aragonés a más no poder, el árbitro se empeñó en repartir errores y acabó por dejar un reguero de heridos a su paso. El Leganés se quedó con uno menos a falta de 20 minutos por una segunda amarilla rigurosa a Amrabat. Los granotas, con las ganas de lanzar el penalti que había sufrido justo antes del descanso el turco, a quien su marcador casi saca la camiseta del sitio. Y todos juntos, a la gresca en el túnel de vestuarios por culpa del calentón. De traca y hasta de récord, con sus 12 tarjetas y tres rojas.

El año empezó con un triunfo por la mínima en Orriols, en LaLiga 1|2|3 ante el Lugo, y debería haber acabado igual. Muñiz se puso el listón para el final de la primera vuelta en 20 puntos, y por culpa de tropiezos como el de anoche, este se va a pasar la Navidad tambaleándose. Tocará sumar en el Camp Nou, algo que ya dan por imposible en el vestuario de antemano (a la vista están las amarillas que acarrean sanción a Bardhi, Morales y Campaña); o derrotar al Celta en el Ciutat el próximo 14 de enero.

Quien sí ganó su particular batalla fue Cabaco. Es central y tiene jerarquía, por lo demostrado frente a los pepineros. No le gira la cara a ninguna situación; ni tan siquiera a la de estrenarse como titular casi a mitad de LaLiga Santander, con miles de ojos en el cogote y el histórico defensivo más reciente negativo para los azulgranas en Orriols. El dato es el que es: por primera vez en casi tres meses, al menos se quedó la portería local a cero.

Quien esperara una orgía de goles simplemente es que no había mirado las estadísticas. El que marcara primero se llevaría el Gordo, y a por todos los décimos que salieron los azulgranas. En el primer cuarto de hora, raza, verticalidad y presión les llevaron a meter al Leganés en su área hasta prácticamente dejarlo sin respiración. Tuvo Ünal un uno contra uno, reducido a la nada como la mayoría de sus apariciones; Lerma, un remate al primer palo; y Campaña un cabezazo franco pero mal ejecutado a centro de Jason.

En el gallego, más que en Morales o el sevillano, se aguantó el Levante. Cada vez vuela más alto ese chico, por potencia, calidad y desborde, aunque todavía le falte serenarse en el último pase. Para bajar las pulsaciones, hasta rozar la parada, aparecería Beauvue para cabecear a la red una falta ejecutada por Eraso. El asistente, con acierto, levantaba el banderín y anularía el gol.

Costó reponerse al golpe. Rubén Pérez emergió para demostrar porqué Garitano peleó hasta conseguir repescarle y arrebatar su cesión al Levante. Y Amrabat, fajador nato, castigó una y otra vez a la zaga granota hasta encontrar el error. Al final sería él quien probase su propia medicina. Jason y Ivi, lanzados por Luna y Bardhi, dejarían las mejores opciones de triunfo en el quiero y no puedo ya casi habitual del Levante en casa.

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