No hay nada como el debut de Arnaiz, cuyo fichaje costó 3,4 millones, para ponerse en situación. La diferencia entre culés y granotas es que unos pueden gastarse en delanteros para su filial lo que otros ni siquiera tienen para su esperado Mesías. Ese ´9´ por quien se negocia hace días para que empuje con fuerza hacia la permanencia. La imaginaria línea de meta que, una vez coronado el Camp Nou, se presenta ya afortunada y obligatoriamente cuesta abajo.
Con la victoria del Athletic sobre el Alavés, la distancia sobre el descenso queda congelada otra jornada. Son tres puntos y sobre todo otra semana más de margen, que en Orriols deben emplear para dejar encarrilado (si no cerrado por completo) el fichaje del punta. También para preparar a conciencia la visita del Celta, frente al que no habrá derrota útil que valga. Ünal aportó a la causa desde la distancia con su gol ante el Depor, rival directo del Levante, que al final arañaría empataría en Vila-real.
En ausencia de Morales, Campaña y Bardhi, era más importante mantener la cabeza alta que la defensa baja. Los granotas, con el ´modo coral´ más activado que nunca, presionar selectivamente arriba con el afán de buscar la sorpresa y de no morir sepultados en goles de su rival. Doukouré puso piernas, mientras que Oier dejó otras tres o cuatro paradas dignas de mención pese a la derrota.
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Aunque sí hubo partido, fue principalmente porque quiso el Barça. Y qué decir de Messi. Cada vez que a este le dio por correr, amontonó granotas a sus espaldas y patadas en sus tobillos. A la primera carrera: amarilla a Lerma. A la segunda: 1-0 tras una relampagueante combinación con Alba. Habían amanecido los de Muñiz con dos llegadas y los posteriores saques de esquina a favor, pero a la que se dieron cuenta ya se habían comido un gol para desayunar.
Poco o nada hay que objetar al despliegue de Boateng, a quien el técnico se apresuraría en felicitar al retirarle del campo. Su salto no es ortodoxo pero sí muy poderoso, como su zancada. Dos cualidades que ante Mascherano y Vermaelen, y con tanto terreno a las espaldas de ambos, pudo explotar con un inusual descaro. Le faltó esa oportunidad por encuentro que acostumbra a tener (con escaso porcentaje de éxito hasta el momento), para ver de qué era capaz en este caso.
Asistido por el ghanés, Lerma pudo quebrar esa plácida languidez por la que transitaron los culés hasta el triunfo. Lástima que careciera de calma y acierto el cafetero, tanto en ese remate como en la mayor parte de su puesta en escena. Del Cerro, de hecho, pareció contenerse de expusarle. Especialmente después del 2-0 de Suárez, después de otro tiralíneas marca de la casa.
Ivi incomodó con varios disparos lejanos, que fueron acercándose a la diana hasta obligar a Ter Stegen a lucirse en el último. El ´nuro´ Mönchengladbach no caería ni con la aparición en escena del yanqui Shaq, titular por las molestias de Pedro y el desgaste copero de Coke. La citada contra, conducida diligentemente por Jason, concluiría con un remate a bocajarro repelido por el meta. Más fácil todavía, a puerta vacía, llegaría el tercero de Paulinho.
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