El actual Levante UD, que en Primera sólo había tenido menos puntos a estas alturas en el calamitoso descenso de la 2007/2008, es ya peor que el que bajó la última vez a Segunda División con Rubi. Y Muñiz, con el atenuante cada vez menos convincente de que se terminara salvando, ya ha igualado sus 13 partidos consecutivos sin ganar con el Málaga.

Es la deprimente realidad que se vive en el Ciutat, donde ante el Betis se culminó el despropósito de mantener en el cargo a un entrenador en plena huida hacia adelante. Un técnico, para más inri, al que tan sólo avala una dirección deportiva en la que el Consejo no cree después de dos mercados consecutivos de incapacidad operativa para reforzar bien al equipo.

A un punto del descenso y con la peor racha de un equipo profesional en toda Europa, la inacción desde el club ha llevado al Levante a un callejón sin salida. Por una parte, se sabe que el entrenador tarde o temprano será destituido y, por la otra, la decisión de nombrar a su sustituto va a recaer en los mismos técnicos que hace ocho días apostaron por su continuidad. Decisión peliaguda, por cierto, que se tomó en contra de la opinión mayoritaria de unos consejeros fieles pese a todo a respetar la palabra de los profesionales. La derrota contra el Betis ha sido el enésimo mazazo.

Con la incógnita de en qué categoría militará la próxima temporada, a nivel interno hay una corriente cada vez más fuerte que apuesta por un cambio radical en materia deportiva. Dos años después de la salida de Manolo Salvador, la sombra del de Faura es cada vez más alargada, sobre todo a raíz de que el tiempo haya demostrado hasta qué punto fue cabeza de turco por el descenso.

Con apenas dos días entre partidos, Muñiz se volverá a sentar en Mendizorroza, pero no existe garantía alguna de que lo vuelva a hacer el domingo. Y eso pese a las 48 horas de intermedio que habrá entre una cita y otra. "No podemos pretender llevar no sé cuántos encuentros sin ganar y que no seamos el centro de las miradas", dijo el técnico el lunes tras la última debacle. Ni siquiera los cambios, tanto en el once y la convocatoria como de sistema, cambiaron la inercia de un equipo que aguantó el tipo en la primera parte pero se desfondó dramáticamente en la segunda.

La candidatura más firme a corto plazo para hacerse cargo del equipo si Muñiz cae es la de Paco López. El técnico del filial, un hombre de la casa aunque sin experiencia en la élite, cogerías las riendas del primer equipo a expensas de saber si lo haría sólo de manera interina o hasta final de temporada. Con su promoción lo que se buscaría es romper la dinámica y sacar al equipo del bucle en el que se encuentra metido. Pensando en fichajes, no obstante, los dos nombres con mejor cartel es complicado que aterricen.

Luis García está en China con un contrato importante, mientras que Juande Ramos también tiene un caché alto y en su caso se antoja complicado que tomase el relevo de quien pasa por ser precisamente uno de sus íntimos y al que tuvo de segundo durante cuatro años en Ucrania.