Por mucha máscara del zorro que ahora se gaste, la de Emmanuel Boateng es una historia propia del 'patito feo'. Un delantero que nació central -que por tanto ha tenido una evolución inversa a la habitual en el fútbol-, y del que poco o nada se esperaba tras sus primeras y erráticas apariciones por Orriols. Sus lagunas tácticas y el coste de su fichaje le hicieron de menos y le llevaron a buscar a menudo refugio en Portugal. Allí a donde había ido el Levante a su búsqueda en verano, cuando era un desconocido en LaLiga, apenas cobraba 2.500 euros al menos y vivía en una modesta pensión de extrarradio junto a otros jugadores del Moreirense.

Con este modesto club se hizo un cierto nombre en la primera división lusa. Sus condiciones llamaron la atención de 'scouts' de Alemania y Francia, además de España, y a eso se agarró el presidente del Moreirense para subir el precio de venta. Vitor Magalhaes, también dueño, se encargó personalmente de negociar y asegurarse la plusvalía pretendida. Sino no hubiera vendido, porque por su condición de propietario de buena parte de las autopistas brasileñas era justamente dinero lo que menos le urgía.

De profundas creencias religiosas, es ya clásico el rezo de Boateng sobre el césped (mirada perdida y brazos en gesto de oración) justo antes del pitido inicial. También su sonrisa, mezcla de simpatía y timidez, que tan hondo ha calado entre sus compañeros. Le llaman 'Manolito', aunque por los pintorescos ropajes con los que se ha presentado en el vestuario en ciertas ocasiones bien podría ser 'Mortadelo'.

Amante de la música y con Cristiano de referente

Gracias a su generosidad en el esfuerzo y a los tres tantos anotados en los últimos dos meses ha acabado ganándose el cariño de buena parte del levantinismo. Los suyos no son números de 'killer', ni mucho menos de su idolatrado Cristiano, pero sí que han dado puntos importantes. Amante de la música y el baile, no ha habido gol en el que no se haya marcado unos pasos y un gesto a la grada.

Es hijo del 'Charity Stars' ghanés, un club fundado por un cura en 1992 con el fin de dar una oportunidad a aquellos jóvenes del país que no la tenían. La suya llegaría en 2014, cuando pasó el periodo de prueba al que se sometió en el Rio Ave. Fichado inicialmente para el filial, a los dos meses debutaría en las rondas previas de la Europa League con 18 años recién cumplidos.

Carácter no le falta. Para sobrellevar las críticas, y para apostar su continuidad en el Levante en el mercado invernal, cuando le llegaron propuestas de cesión de Portugal o la MLS. Tampoco para aparecer en los momentos de mayor necesidad; él solito se cargó al Benfica en las semifinales de la pasada Copa de la Liga lusa (de la que se proclamaría campeón) y decantó el choque ante el Oporto de la última jornada de la 16/17, en la que se jugaba la permanencia con el Moreirense.

Boateng, quien comparte nombre, apellido y nacionalidad con el punta de LA Galaxy, ya hacía gala de su capacidad de liderazgo en la sub-17 y la sub-20 de su país. Como el jueves, ante el Málaga, cuando llevó el júbilo y más de media salvación al Ciutat al marcar el 1-0 sobre la bocina. Nadie diría que se había roto la cara 19 días antes, pues buscó el choque con la defensa rival sin miramientos. Suyo fue también el pase a la espalda de los centrales que Roger no pudo materializar.

Muñiz acabó encontrándole el punto, aunque ha sido Paco López quien le ha adoptado y sacado brillo. Luce más con el 4-4-2 propuesto por el de Silla, con otro punta a su lado. A su capacidad de salto y pasado como central, donde jugase hasta juveniles, debe su evidente destreza en el juego aéreo.