«Estoy convencido de que terminará jugando la Champions, y con el Levante». Son las palabras de un padre orgulloso y al mismo tiempo agradecido. Y es que Dámaso, como Carol, la madre, y Sergio, el hermano, hablan por boca de Álex Blesa, la perla de la cantera blindada a los 16 años con una cláusula de 60 millones de euros y un contrato hasta 2024. Para ellos, lo mismo que para Álex, nada ha sido igual desde aquel día de marzo en el que se enteraron de que existía «una propuesta muy en firme» de la Juventus que «nos podía cambiar la vida a todos». Así empezó la historia del que los técnicos consideran de puertas adentro como el mayor talento de la escuela granota desde los tiempos de Vicentín. «A finales de mayo empieza todo el lío. Es un orgullo que un equipo como la Juventus se fije en tu hijo, pero el Levante también es un gran equipo. Por su carácter, echao p´alante, a él (Álex) no le dan miedo estas cosas, él es ambicioso. Cuando todo empieza a coger forma me hago a un lado. Pienso que el Levante ha sido nuestra casa y se tienen que arreglar entre los clubes. Nuestra prioridad era que el Levante tenía que ser partícipe de todo porque son los que nos han traído aquí. Nos han dado muchas cosas y espero que siga así», dice Dámaso.

El que más flipó con la oferta de la Juve tal vez fue su hermano, culpable de que le diese esquinazo al kárate para pasar a escondidas de sus padres las pruebas del Don Bosco y empezar así su carrera de futbolista. «Al principio no te lo crees», reconoce Sergio, y la idea causa «respeto» por no decir «miedo». Igual que le ocurrió a su madre, que pasó de verse en Turín a asistir en primera persona al cambio de chip de Álex que desembocaría en su renovación: «Se puso a entrenar con el filial y ahí empezó a cambiar. Él necesita retos. Cuando se vio que era capaz se empezó a ilusionar con el proyecto y ahí arranca otra partida»

Todo ha ido muy rápido en casa de los Blesa este verano, y eso que la familia ya se había visto en una tesitura similar cuando el Real Madrid quiso apostar por él siendo todavía infantil de segundo año. Entonces, con David Salavert de director de la escuela, el Levante ya le hizo un contrato con cuatro millones de cláusula y un proyecto importante a su alrededor. Eso sí, como reconoce su madre, «con la Juve las circunstancias eran más fuertes y nos llegamos a ver más fuera que dentro. La gestión con Álex de su pretemporada ha sido un factor decisivo porque él se ha visto a gusto y se siente querido y respaldado». La ilusión ahora de Carol está clara: «Si debutara en Primera me gustaría que fuera en casa con la gente que lo quiere, con sus amigos que lo siguen del colegio. En Italia sin duda no habría sido la misma magnitud».

Ayudas para tomar la decisión

Álex, que sólo ha competido con jugadores de su misma edad una temporada, está acostumbrado a enfrentarse a mayores que él desde los 9 años. «Empezó a jugar en el Levante y a los 4 meses se fue a Rusia a un torneo en el que fue el mejor jugador», rememora su padre. Poco después viajó a Perú, una experiencia complicada por culpa de un terremoto y un virus estomacal. Todo siempre muy rápido. «Es una sensación de que no te da tiempo a asimilar las cosas. Hay momentos de agobio a la hora de tomar decisiones. Aunque él las tiene claras», reconoce su madre. «Al final te tienes que rodear de gente que te aprecie y te ayude a tomar las decisiones. En el Levante hemos tenido mucho feeling con la gente. Desde Joaqui, su primer entrenador, a Sergio, Herni, Tito€ Nos sentimos arropados».