Hace siete años Morales y Roger se estrechaban la mano por primera vez. Sus caminos se unían y ninguno de los dos seguramente imaginaba que siete años más tarde iba a estar goleando en el Santiago Bernabéu. Pero los dos se empeñaron en soñar y en hacer algo grande. El camino no ha sido fácil. Ni antes ni después de aquel verano de 2011 en el que se conocieron, el ComandanteComandante y el Pistolero dibujan un sendero llano y sin piedras en su carrera. Uno llegaba con 24 años a un filial en Tercera y el segundo, tras tener que marcharse al Burjassot para recuperar la confianza, recibió la llamada del Levante y ahora golea en la máxima categoría. Eso sí, tras dos roturas de ligamento incluidas. Esa es la historia de dos jugadores que han cambiado el barro por la gloria.

Morales recibió la llamada del Levante en 2011 y encontró una oportunidad de oro para poder convencer a un equipo de primera. Cambió el Parla y el Fuenlabrada por Buñol. Y en poco tiempo vio que no se equivocaba. Fue pieza vital en un equipo que logró el ascenso y Segunda B se abrió paso. En la categoría de bronce siguió haciendo lo que más sabe. Coger el balón, correr y marcar. Ocho goles hizo. Y lo mejor de todo es que esas virtudes que mostraba entonces, son las que le llevaron hace tan solo unos días a sentar a Sergio Ramos en el pasto del Santiago Bernabéu. «Recuerdo un gol en el campo del Prat. Garabato le dio el balón a Morales, recibió en su campo, cogió el balón y echó a correr para deshacerse de uno o dos rivales y marcó gol. Lo hacía fácil». Así describe a su compañero en aquella 2012/13, el exportero granota Pablo Coronado. Le veía cosas de gran jugador. Destacaba, pero era difícil imaginar todo esto. No por él, sino porque llegó ya maduro y no era fácil darle una oportunidad. Él la aprovechó al máximo. Se lo merece más que nadie», explica. Eso sí, antes de demostrarlo como granota tuvo que salir de Seneca e Ipurua le abrió las puertas. Allí firmó un ascenso y el resto es historia. El Comandante es, a día de hoy, el máximo goleador histórico del Levante en LaLiga.

El camino de Roger tampoco fue sencillo. Goleó en Tercera y en Segunda B. También apareció en el primer equipo para hacerle un tanto al Alcorcón con el primer equipo en Copa. En LaLiga el Celta fue otro de los que sufrió su olfato goleador. Entonces le llegó el turno de las cesiones. En Zaragoza hizo 12 tantos en una temporada complicada en la Romareda. En Valladolid sin embargo vio la otra cara del fútbol y se rompió el ligamento justo cuando mejor estaba. Aún así peleó y volvió a jugar ese curso. Su carácter luchador le impidió rendirse y pensar solo en el próximo año. En la 15/16, el Pistolero sí tuvo más continuidad en casa de la mano de Rubi, pero sin suerte tuvo que hacer las maletas de nuevo para hacer 8 goles más en Pucela. Y tras el descenso granota Muñiz le convirtió en su hombre gol. En su punta de lanza con 22 tantos. Por fin se hacía grande en casa, aunque otra rotura de ligamento cruzado le frenó por segunda vez. Ahora, algo más de un año después de esa acción, Roger lleva 5 goles, batió a Courtois en el Bernabéu y no deja de soñar. Como Morales. Y con ellos todo el levantinismo.